El gobierno del presidente Luis Arce, desde que asumió las riendas del país en noviembre de 2020, tuvo que asumir una labor reconstructiva, partiendo por la economía que fue devastada por los efectos de la pandemia del Covid-19 y las erróneas medidas asumidas por el régimen de Jeanine Añez, lo que dejó al país en precarias condiciones.
Hoy, a casi cuatro años de gestión, se ha logrado estabilizar la economía nacional, pero aún se continúan enmendando errores del pasado, esta vez aquellos referidos a una mala política hidrocarburífera aplicada por Evo Morales, cuyas consecuencias se están viviendo actualmente al haber dejado a Bolivia en una situación de dependencia de la importación de diésel y gasolina.
No obstante, lo que más llama la atención es que, a sabiendas de que los 14 años de mandato de Evo Morales fue el periodo en que se descuidó la exploración y explotación de hidrocarburos, hoy la oposición, liderada justamente por el dirigente cocalero, se agarra de este tema para intentar desestabilizar al gobierno del presidente Arce.
Morales, mientras gobernaba, desvió la atención de temas prioritarios para el país, como reducir la dependencia de la importación de hidrocarburos, para enfocarse en sus múltiples repostulaciones a la presidencia, a través de todos los mecanismos posibles, para perpetuarse en el poder. Evidentemente, durante aquellas gestiones Bolivia vivía una época de bonanza, pero era necesario tomar las previsiones para que cuando las reservas empiecen a decaer, como ocurre con todos los recursos no renovables, se tengan alternativas, cosa que no se hizo y las consecuencias son palpables.
Ahora le toca al gobierno del presidente Arce enmendar esos errores del pasado, y para ello se aplica un plan que dará soluciones estructurales a la dependencia de la importación de combustible. Esta planificación se enfoca en dos pilares concretos: la aplicación de una agresiva política de exploración y búsqueda de hidrocarburos en el país; y la producción de biocombustibles, como el diésel ecológico.
Este plan ya está dando resultados, una muestra de ello es el descubrimiento de 1,7 trillones de pies cúbicos (TCF) de reservas de gas en el megacampo gasífero Mayaya, lo cuál es solo el inicio de una nueva era hidrocarburífera para Bolivia.