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Sobre los efectos de la guerra

Para nadie es secreto que la guerra entre Rusia y Ucrania, iniciada en febrero de 2022, además de provocar violencia, muerte y devastación a gran escala en ambas naciones, también trajo consigo efectos adversos para la economía mundial que repercuten en el alza de precios de los productos y a su vez pone un freno al crecimiento.

En días pasados se vertieron declaraciones bastante desacertadas respecto a los efectos de este conflicto bélico, en las que se asegura que, lejos de tener una incidencia nociva, esta disputa “benefició a Bolivia” en el aspecto económico. Sin lugar a dudas, este tipo de apreciaciones totalmente superficiales y muy alejadas de la realidad —que ya se volvieron recurrentes de un tiempo a esta parte— no hacen otra cosa que desinformar a la población, más cuando son difundidas a través de medios de comunicación que además avalan tales elocuciones.

Tomando en cuenta el panorama adverso que deja esta guerra que ya se está prolongando por más de año y medio, la cual, además de sufrimiento y crisis humanitaria, también generó desaceleración del crecimiento y el aumento de la inflación a escala mundial, es difícil pensar que alguien considere favorable tal situación, dejándose guiar por elementos poco concisos y sin un análisis integral de lo que realmente implica esta situación para el país.

Como bien señalaba el presidente Luis Arce, por poner un ejemplo, en el caso del diésel, que se constituye en un recurso fundamental para rubros como la ganadería y el transporte, a raíz de la guerra se elevaron sus precios de manera “descomunal”, y Bolivia debe pagar estas altas tarifas, como lo hacen otros países de la región que también se están viendo afectados. Entonces, ante este panorama, ¿cuál es el beneficio que tuvo esta guerra para el Estado Plurinacional y para América Latina?

Sin embargo, pese a los efectos adversos a escala global, el Gobierno nacional está empeñado en asumir todas las acciones necesarias para evitar que la crisis inflacionaria internacional llegue al país y se mantenga el poder adquisitivo de la moneda boliviana; resultado de esto, Bolivia registra la inflación más baja de la región y una de las menores a nivel mundial.

Por consecuencia, desmerecer estos esfuerzos y no tener un buen entendimiento sobre los verdaderos efectos de la guerra —como señala el presidente Arce— es ignorar cómo se maneja la economía de un país.


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