Luego de un año de las revelaciones del diario español El País sobre los aberrantes abusos sexuales cometidos por el sacerdote jesuita Alfonso Pedrajas en Bolivia, la indignación ciudadana persiste ante la lentitud de los procesos judiciales y la falta de acciones contundentes por parte de la Iglesia Católica para esclarecer los hechos y reparar a las víctimas.
La publicación titulada Diario de un cura pederasta: "Hice daño a demasiados", del 30 de abril de 2023, sacudió a la opinión pública al exponer el propio testimonio de Pedrajas, apodado 'Pica', quien admitió haber violado a decenas de niños durante sus décadas de labor en colegios católicos de varias ciudades bolivianas.
La denuncia periodística, completada con entrevistas a víctimas y allegados, evidenció además el encubrimiento sistemático por parte de la Iglesia.
La revelación del diario secreto de Pedrajas, descubierto por su sobrino y publicado por El País, desencadenó una ola de indignación y multitudinarias manifestaciones en todo el país, con ciudadanos que exigían justicia y el esclarecimiento de la verdad.
Sin embargo, después de un año, los avances en las investigaciones han sido insuficientes y lentos, lo que ha generado frustración y desconfianza en la ciudadanía.
Si bien la Compañía de Jesús reafirmó su compromiso con la búsqueda de justicia y la reparación integral, las acciones concretas han sido limitadas. La reciente orden de detención domiciliaria para dos sacerdotes octogenarios por encubrimiento representa un paso modesto, pero dista mucho de la rendición de cuentas que demandan las víctimas y la sociedad boliviana.
Es inaceptable que un año después persistan las interrogantes sobre la magnitud de los crímenes de Pedrajas y la posible complicidad de autoridades eclesiásticas en el encubrimiento.
La Iglesia Católica debe asumir su responsabilidad y colaborar plenamente con la justicia facilitando el acceso a la información y documentación pertinente.
La indignación ciudadana es justificada y no se apaciguará hasta que se esclarezcan los hechos, se sancione a los responsables y se repare integralmente a las víctimas.
La sociedad boliviana merece respuestas y acciones concretas que garanticen que aberraciones como las cometidas por Pedrajas no vuelvan a ocurrir ni a ser encubiertas por ninguna institución.