Senadores ligados a Evo Morales, en contubernio con sus pares de derecha representantes de Comunidad Ciudadana y Creemos, volvieron a dar un revés a los intereses de la población al rechazar el tratamiento del crédito de $us 62 millones para ampliar la Línea Café de Mi Teleférico, en la ciudad de La Paz, provocando la postergación de su consideración hasta la próxima legislatura.
Fieles a su estilo, los senadores opositores al Gobierno hicieron gala de su tozudez y se enfrascaron en la negación con elocuciones que rayan en lo absurdo como: “¿Cuál es la lógica de seguir prestándonos plata para cosas que no le traen provecho al pueblo boliviano de manera inmediata?”.
Lo irónico es que este crédito, que en criterio de la senadora Barrientos “no trae provecho al pueblo”, tenía por "finalidad extender el alcance de la Línea Café del teleférico hasta la zona paceña de Pampahasi —barrio en el que con seguridad no reside ni transita—, en beneficio de 135 mil ciudadanos del Macrodistrito San Antonio que lastimosamente no contarán con esta opción de transporte rápido y seguro, solo porque un puñado de senadores no vio por conveniente levantar su mano para canalizar este proyecto.
Sin embargo, los recursos a ser "financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no solo tenían prevista la ampliación de la Línea Café, sino también la mejora de las 36 estaciones que componen las 10 líneas de transporte por cable habilitadas en La Paz y El Alto.
Evidentemente, la actitud de los “padres de la patria” provocó la molestia de la población que salió a las calles y llegó hasta las puertas de la Asamblea para reclamar sus derechos y un “transporte digno” para su zona, pero, evidentemente, poco o nada importan estos pedidos a quienes están sentados cómodamente en sus curules.
Lastimosamente, como éste, hay muchos otros casos. Las trabas que pone el Legislativo a créditos que buscan mejoras en la calidad de vida de la población boliviana son constantes. Tristemente los asambleístas, sin el menor rubor, más por el contrario, con una actitud campante, como si estuvieran haciendo una proeza digna de admiración, echan por tierra las ilusiones de miles de ciudadanos que esperan la aprobación de estos recursos para la ejecución de obras en sus regiones.
