La Dirección Nacional del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) emitió en días pasados una resolución que, en su artículo único, establece “que los funcionarios públicos y autoridades designadas, no pueden ni deben participar en los congresos nacionales, departamentales, regionales, provinciales, municipales y sectoriales”.
Esta determinación levantó inmediatamente una ola de críticas desde distintos sectores y fue asumida como un veto a la democracia interna. Una de las principales causas de la molestia que expresaron las organizaciones sociales, es que tal decisión no haya sido sujeta a una evaluación previa, acto que fue catalogado como una arbitrariedad ejercida por parte de un grupo de personas que pretende monopolizar la lucha y reivindicaciones del pueblo en un solo hombre.
El veto a la participación de funcionarios públicos y autoridades designadas en congresos del partido va en contraposición de su propio estatuto. Este, en su artículo 60, numeral 7, indica que los militantes tienen derecho a “participar en las acciones, decisiones y determinaciones del MAS-IPSP”.
Pero, por encima del estatuto orgánico del MAS-IPSP, está la Ley 1096, que regula la constitución, funcionamiento y democracia interna de las organizaciones políticas. Dicha normativa, en su artículo 36, establece que las y los militantes tienen derecho a “participar libremente en el ejercicio de la democracia interna y en las actividades de la organización política”.
Este mandato fue recordado recientemente por la vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Dina Chuquimia, quien afirmó que “ningún estatuto de partido político tiene niveles de discriminación a militantes”, por tanto, “el veto a la democracia interna no tiene valor legal”.
En ese marco, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) aseveró que no permitirá actos privativos y discriminaciones; y que se debe respetar la participación de todo el conjunto de afiliados al MAS-IPSP.
Este tipo de determinaciones asumidas por una cúpula dirigencial del MAS no le hacen bien al Instrumento, que no está conformado por un grupo de personas, sino que representa a miles de bolivianos y años de lucha y reivindicaciones de sectores sociales que dieron su vida por la recuperación de la democracia y por la reconstrucción de la patria.
En esta difícil coyuntura que vive el país, momento en el que la ultraderecha está al acecho ante cualquier oportunidad para reeditar nefastos episodios como el de 2019, el camino más idóneo a seguir es el planteado por el presidente Luis Arce: no caer en el juego de la división.