El Ministerio de Salud ha anunciado que la emergencia sanitaria nacional será levantada gradualmente a partir de agosto y será sustituida por una alerta epidemiológica por Covid-19.
La medida es posible en virtud de las políticas de vacunación aplicadas por la administración del presidente Luis Arce.
La pesadilla sanitaria que se inició en marzo de 2020 en Bolivia, que coincidió con un régimen de facto corrupto e incompetente, llegará a su fin, aunque el coronavirus no desaparecerá del todo.
El gobierno de Jeanine Añez enfrentó la crisis sanitaria de forma caótica y el aumento de muertes que le siguió fue uno de los peores del mundo.
La respuesta del inconstitucional gobierno para contener la pandemia fue también un escándalo de corrupción por la compra de ventiladores españoles para hospitales con millonario sobreprecio.
Por el contrario, el gobierno del socialista Luis Arce, en dos años y medio de gestión, aplicó una amplia política nacional de vacunación contra el Covid-19.
Los servicios de salud inocularon hasta ahora 15,9 millones de dosis entre la primera, segunda, tercera, cuarta dosis, y unidosis, a los diferentes grupos etarios.
Las vacunas aplicadas en todo el territorio nacional fueron Sputnik V, AstraZeneca, Sinopharm, Pfizer y Janssen.
Las vacunas gestionadas y adquiridas por el Gobierno nacional bordean los 24 millones de dosis.
Los gobiernos subnacionales, por el contrario, no gestionaron ni adquirieron ni una sola vacuna.
El acumulado nacional de pacientes recuperados supera el millón de personas.
La primera ola registró 6,2% en la tasa de letalidad; la segunda, 2,7%; tercera, 2,7%; cuarta, 0,7%; quinta ola, 0,1%; y sexta, 0,1%.
La política de vacunación reactivó la economía y permitió retomar la modalidad presencial en el sistema educativo al 100%, en contraste con la gestión de Añez, que clausuró el año escolar.
Con la reactivación de las actividades masivas, se permitió aforos al 100% en eventos y la apertura total de negocios, además de la suspensión de restricciones en horarios del transporte público.
Bolivia vive también, desde septiembre de 2022, otra fase de la nueva normalidad sin la obligatoriedad del uso de mascarilla en espacios abiertos.
La pandemia sin duda cambió la vida de los bolivianos, pero el compromiso del Gobierno en aplicar las medidas sanitarias y la inmunización contra el virus fue de vital importancia.
El gobierno de Arce ha demostrado que el país está a la altura de las emergencias sanitarias.