Estos tiempos de la gran reproducción de la sociedad del espectáculo, ¿cómo vivimos? La tecnología actual, en el sentido de aquella herramienta que se utiliza más, sobre todo los celulares, marca varias medidas, incluso la relación de las generaciones humanas.
El celular está definiendo formas de ser y de con-vivencia. Los que nos dedicamos a la docencia, creo extensivo a diferentes niveles de formación, nos enfrentamos con jóvenes que tienen una dinámica particular, la de estar “pegados” a su celular.
En el transporte público vemos cotidianamente que están chateando, hablando por celular, incluso viendo documentales y novelas. Al caminar por las calles de nuestras ciudades siempre existe el peligro de colisionar con algún fanático que sigue usando el teléfono y a la vez caminando. ¿Existe alguna norma exhortativa del uso excesivo del celular? Difícil que lo haya, porque es más consciencial que por obligación jurídica. Son “juguetes in-necesarios” de este tiempo y creo pensados más para las actuales generaciones. Algunos le llaman adicción al uso descomunal, es decir, una nueva forma de relacionarse sin límite de tiempo ni de día.
En una de mis clases armamos con los estudiantes una conversación sui géneris. Pues no siempre es fácil charlar sobre estos temas de adicción, ya que cuando uno solicita que guarden los teléfonos móviles se exterioriza que están siguiendo la clase por ese aparato, porque contiene el libro digital de lectura.
Una primera pregunta fue: ¿por qué les fascina tanto chatear? Fueron varias las respuestas, por ejemplo, para saber lo que pasa en el entorno social, o mejor dicho, en su círculo de redes, pero también para anoticiarse del contexto nacional e internacional. Gran respuesta ¿verdad? A veces pensamos que los/as jóvenes solo ven banalidades y no siempre es así.
Me comentaron que están siguiendo lo que pasa en la Argentina con la elección para presidente del ultraderechista Javier Milei, pero a otros les llama la atención la guerra entre Israel y Palestina y la masacre horrorosa a los palestinos. Incluso saben sobre temas centroamericanos como el encarcelamiento a las “maras pandilleras” por el presidente Nayib Bukele, en El Salvador. Hoy es muy común que se chatee tanto, uno al lado del otro/a, pero no se interactúa entre los chateadores. La gran paradoja de la in-comunicación actual.
Antes el flujo de las noticias tardaba mucho tiempo en comunicarse. Hoy las nuevas generaciones reciben mucha información de manera instantánea y permanente. Los más importantes, los problemas locales e internacionales, no han dejado de impactar a las nuevas generaciones, aunque de manera especial. ¿Cómo le llamamos a esta nueva forma de informarse? Algunos le llaman “información de la inercia”. Es decir, saben pero no se manifiestan como lo hacíamos antes, saliendo a las calles. Aunque también están aprendiendo a tomar las plazas, las calles, etcétera. Pero mediatizados por las redes sociales.
Otro detalle interesante que me manifestaron es el “mostrarse” siempre en algún lugar de las redes. Exponerse supone informar, lo que busca hacernos creer en qué actividad estarían. Aquí el uso de la fotografía es lo central y es una forma de autopublicidad. Otro dato interesante que aprendí es buscar rápidamente a autores que se citan en las clases. Esta inmediatez es muy gratificante, porque permite conectar a otros pensadores y temas colaterales inmediatamente. Aquí la pregunta es, frente a la inmediatez y la rapidez: ¿insistiremos en sugerir visitar las bibliotecas físicas? Si los repositorios públicos no brindan acceso fácil y rápido, existe el peligro de no tener mayor funcionalidad, aunque cobijen joyas bibliográficas. A pesar de que en nuestro medio crecen las bibliotecas virtuales, aún tienen obstáculos para su rápido acceso.
Pero también existen otros peligros. Es una generación que construye la idea de que todo está en internet y lo que no está no existe, e incluso no tendría mayor importancia. Sin embargo, mientras esta generación chatea muchas horas, hay otro conglomerado de ciudadanos que no están conectados a internet y, por lo tanto, existe el peligro de ser ignorados y excluidos totalmente de la dinámica societal actual.
Sabemos que no todo va a estar en internet y lo que está tiene la vida muy efímera. Aka pachanxa, silularak wali unch’ukisktanxa. ¿Walipachaki ukhama jakañaxa, janicha?