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Bolivia acepta una guerra que no fue declarada

Bolivia acepta una guerra que no fue declarada

En esta parte de nuestra historia, es conveniente señalar algunos lineamientos que nos permitirán comprender nuestro pasado, razón por la que tratare de señalarlas cuidadosamente: la historiografía boliviana sufre una imposición por parte de la historiografía chilena, en este sentido es esencial comprender que la historia en nuestro caso fue usada en nuestra contra, y sirvió como estrategia de dominación, este es el motivo por el cual nuestra historia, y nuestra memoria histórica, tienen una especie de velo que son difíciles de visibilizar y resultan ser ajenos a nuestra realidad.

Dicha imposición hizo que en Bolivia los héroes sean considerados como los verdaderos traidores, y los traidores crearon una narrativa que les permitió esconder su traición y enarbolarse como héroes. Tal es el caso del gran patriota Hilarión Daza, quien fue víctima de una serie de ataques que tuvo que enfrentar por la traición interna que existió durante la Guerra del Pacífico. El 14 de febrero de 1879, sin previa declaratoria de guerra, Chile tomó militarmente la ciudad de Antofagasta e inició la invasión de nuestro territorio. El Presidente Daza convocó a toda la población al cumplimiento del deber en la defensa de la integridad nacional, comenzó inmediatamente la organización del ejército y dictó un decreto de amnistía general.

Daza le declara la guerra a Chile el primero de marzo de 1879, esta declaración fue realizada a los pocos días que la ciudad de Antofagasta fuera ocupada por las tropas chilenas. Dicha declaración fue redactada bajo los siguientes términos:

Hilarión Daza, Presidente de la República de Bolivia, etc.

Considerando: que el gobierno de Chile ha invadido de hecho el territorio nacional, sin observar las reglas del derecho de gentes ni las prácticas de los pueblos civilizados, expulsando violentamente a las autoridades nacionales residentes en el departamento de Cobija: Que el gobierno de Bolivia se encuentra en el deber de dictar las medidas enérgicas que la situación exige, sin apartarse no obstante de los principios que consagra el derecho público de las naciones. Decreto:

Articulo 1º: Queda cortado todo comercio y comunicación con la República de Chile mientras dure la guerra que ha promovida a Bolivia.

Articulo 2º. Los chilenos residentes en el territorio boliviano serán obligados a desocuparlo en el termino de diez días, contados desde la notificación que se les hiciera por la autoridad política local, pudiendo llevar consigo sus papeles privados, su equipaje y artículos de menaje particular.

Articulo 3º. La expulsión ordenada en el artículo anterior podrá ser suspendida por el término que fuere estrictamente indispensable, por causa de enfermedad u otro impedimento grave, a juicio de la autoridad.

Artículo 4º Se procederá por las autoridades respectivas el embargo bélico de las propiedades muebles e inmuebles pertenecientes a súbditos chilenos, en el territorio de la República, con excepción a los objetos designados en el artículo 2º. Las empresas mineras pertenecientes a chilenos o en que hubiesen accionistas de esa nacionalidad, podrán continuar su giro, a cargo de un administrador nombrado por la autoridad o con la intervención de un representante del fisco, según creyere aquella más conveniente.

Artículo 5º: Los productos netos de las empresas mineras pertenecientes a chilenos o que las acciones correspondientes a los mismos, serán empozados en el tesoro nacional.

Artículo 6º: El embargo mandado por este decreto se convertirá en confiscación definitiva, siempre que el género de las hostilidades que ejerzan las fuerzas chilenas requiera una retaliación enérgica de parte de Bolivia.

Artículo 7º: Se desconoce toda transferencia de intereses chilenos hecha con posterioridad al 8 de noviembre último, en cuya fecha el gobierno chileno declaró nulo el tratado de 1874; debiendo considerarse como simulado todo contrato que se hubiese pactado a este respecto.

El ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores cuidará de la publicación y ejecución de este decreto. Es dado en la ciudad La Paz de Ayacucho, el día 1º de marzo de 1879 . H. Daza.

El impuesto de diez centavos al guano y salitre fue solo la excusa para la ocupación de la costa boliviana en el Pacífico. La verdadera intención era apropiarse de las ricas zonas donde existían reservas mineras y naturales de gran valor; todo con el apoyo de capitales ingleses que trabajaban con empresarios chilenos. Barragán al respecto anota:

En esta misma época, Aniceto Arce, inicia su franco apoyo a las pretensiones araucanas sobre el Litoral boliviano. Acepta ejercer la Prefectura de Cobija en 1872, con dos objetivos concretos:1.- Organizar el transporte de minerales hasta los puertos del Litoral. 2.- Derogar las restricciones establecidas por el Presidente Agustín Morales, asesinado últimamente, para impedir el ingreso indiscriminado de “rotos” chilenos al territorio nacional. (1994: 227).

Este pretexto le sirvió a Chile para desencadenar una guerra e invadir territorio boliviano. En Bolivia se había dictado una ley creando un pequeño impuesto de diez centavos por cada quintal de salitre exportado. Chile con el afán de apoderarse cuanto antes de las riquezas que lo habían deslumbrado, a los dos meses de haber agredido a Bolivia ocupando el puerto de Antofagasta y en momentos en donde el pueblo boliviano había mostrado su heroísmo para defender a su patria, e impedir al mismo tiempo que el invasor llegue al Perú, el Consejo de Ministros de Chile aprobó un plan descarado, en cual se trataba de persuadir a Bolivia que abandone a su aliado.

Quienes se encargaron de sellar la mediterraneidad, conspiraron en contra de los intereses de Bolivia durante la Guerra, requerían de un argumento de aparente credibilidad, de ahí que hubo la necesidad de engañar a la opinión pública y de adulterar los hechos que Barragán anota que se debía encontrar la forma más sutil de “ocultar la mano de los traidores que entregaban el Litoral al invasor chileno. Por eso hizo suyo el infundio lanzado por Camacho y aumentándole alguna que otra mentira, lo difundió por todo el país y el extranjero, mixtificando hasta nuestros días al pueblo boliviano, haciéndole consentir que el responsable de la derrota y del enclaustramiento de Bolivia fue el expresidente Hilarión Daza” . (1994: 251). Se formó una conspiración al interior del país al cual se debe el enclaustramiento de Bolivia.

Por: Pamela E. Escóbar Carpio (Socióloga)


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