En las últimas semanas, Andrónico Rodríguez, presidente de la Cámara de Senadores, expresó su preocupación por la falta de tratamiento del Presupuesto General del Estado (PGE) 2025 en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP). Sin embargo, sus declaraciones no solo reflejan incoherencia, sino también un nivel alarmante de hipocresía. Rodríguez, junto a los asambleístas evistas, ha bloqueado de manera sistemática proyectos de ley cruciales para la economía y el bienestar social de los bolivianos. Ahora pretende dar lecciones sobre la importancia del presupuesto, cuando él mismo y sus aliados han demostrado su desinterés por la economía del pueblo.
La aprobación del PGE es fundamental para cualquier país, ya que define las prioridades de gasto público, establece las fuentes de financiamiento y traza el rumbo económico para el siguiente año. Es el instrumento que permite a los gobiernos asignar recursos a áreas clave como salud, educación, infraestructura y seguridad, garantizando el funcionamiento del Estado. Al buscar atacar el tema, los asambleístas evistas no solo afectan la planificación financiera del país, sino que envían un mensaje claro: sus intereses políticos están por encima de las necesidades de los bolivianos.
Resulta irónico que quienes han paralizado innumerables iniciativas legislativas en el ámbito económico y social ahora pretendan mostrarse preocupados por el presupuesto. Durante meses, los evistas han boicoteado proyectos destinados a mejorar la inversión pública, fomentar el empleo y atender las necesidades más urgentes de la población. Su postura no responde a diferencias técnicas o ideológicas, sino a una estrategia política cuyo único objetivo es generar caos para beneficiar a su líder, Evo Morales.
Este bloqueo legislativo tiene consecuencias graves. Las familias bolivianas enfrentan carencias que podrían resolverse si existiera un tratamiento serio y comprometido de los proyectos de ley detenidos en la Asamblea. La intransigencia y el cálculo político no son más que un desprecio a las demandas del pueblo. El país necesita soluciones inmediatas, no enfrentamientos ni maniobras que solo buscan mantener el poder de un grupo reducido que no representa a la mayoría.
La realidad es que los evistas desconocen por completo el funcionamiento de la economía. Sus acciones demuestran que no tienen interés en temas como la sostenibilidad fiscal, la promoción del empleo o la inversión en sectores productivos. Su única preocupación parece ser la defensa de un líder con cuentas pendientes ante la justicia. Esta actitud irresponsable es la que ha llevado a Bolivia a enfrentar situaciones de estancamiento en lugar de avanzar hacia un desarrollo inclusivo.
El diálogo sincero y constructivo es la única vía para resolver estos problemas. La Asamblea debe abandonar las luchas internas y enfocarse en trabajar por el bienestar colectivo. Esto implica dejar de lado los intereses partidarios y priorizar el desarrollo del país. Bolivia no puede seguir siendo rehén de un grupo de asambleístas cuya única agenda es la confrontación.
Los bolivianos merecen representantes que trabajen por el progreso, no políticos que utilicen sus cargos para proteger a criminales que solo han traído división y conflicto. Andrónico Rodríguez y sus aliados deben asumir su responsabilidad en la parálisis legislativa que afecta al país. Sus palabras vacías sobre el presupuesto no pueden ocultar su verdadero objetivo: perpetuar un proyecto político que ya no tiene cabida en un país que exige cambios reales.
Es momento de que el pueblo boliviano exija rendición de cuentas a sus representantes. La ALP debe ser un espacio de debate constructivo y soluciones, no un escenario para intereses personales o confrontaciones vergonzosas. Bolivia necesita avanzar, y eso solo será posible si quienes ocupan cargos de poder dejan de lado sus ambiciones personales y se enfocan en construir un país mejor. El presupuesto no es un tema menor; es el corazón de la gestión pública. Los asambleístas tienen en sus manos la oportunidad de demostrar si están a la altura de las expectativas del pueblo o si seguirán siendo parte del problema.
La Paz/AEP