Los últimos años se han estado publicando notas sobre la construcción de centros nucleares para medicina, los que están enfocados en la lucha contra el cáncer. Miedos por posibles accidentes nucleares, en su mayoría motivados por el programa televisivo Los Simpson, fueron publicados por líderes de opinión en diversos medios de comunicación.
Cuando se conoció que uno de los centros nucleares estaba ubicado en la ciudad de El Alto, las críticas contrarias a su construcción se incrementaron exponencialmente.
El 6 de marzo del año pasado, sorpresivamente, el presidente Luis Arce inauguró justamente el Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia, y en septiembre el de Santa Cruz; de esta manera, Bolivia de la noche a la mañana contaba con dos centros de medicina nuclear. A pesar de las críticas adversas al inicio del proyecto, las opiniones cambiaron pues se empezó a ver los beneficios que traían estos centros en la lucha contra el cáncer.
Organizaciones de familiares y pacientes felicitaban al gobierno del presidente Luis Arce por estos centros, pues todos de alguna manera hemos tenido un familiar o amigos que fallecieron por esta terrible enfermedad. Los ciudadanos de a pie empezamos a escuchar nuevos términos de medicina. Ante la alegría también se presentaron dudas y todos nos preguntamos qué es realmente lo que hacen estos equipos y por qué se habla de profesionales que deben ser formados en el exterior.
De a poco descubrimos que había entidades fiscalizadoras bolivianas y mundiales sobre la tecnología nuclear, de vez en cuando salían algunas notas en las que expertos internacionales visitaban estas instalaciones y expresaban su sorpresa porque Bolivia contara con tecnología de vanguardia.
Nos enteramos de que hay una empresa de Argentina denominada INVAP, que construía y equipaba estos centros, y con sorpresa descubrimos que es la misma empresa que desarrolla tecnología nuclear en salud en ese país, a donde los bolivianos teníamos que ir en el pasado para salvar nuestras vidas amenazadas por el cáncer, aprovechando los servicios de salud que brinda esta nación hermana a sus conciudadanos y extranjeros sin hacer diferencias.
Aparecieron médicos y científicos argentinos hablando en los medios de comunicación. La entrevista que más recuerdo es la del ‘Gringo’ González, en RTP, a un director de INVAP, en la que aseguraba que los equipos de estos centros eran del primer mundo.
Sorpresa la mía cuando me entero de que bolivianos estaban siendo formados en Argentina para trabajar en estos centros, bolivianos manejando equipos nucleares para salvar vidas. Sentí alegría y dudas acerca de quiénes eran, cómo los seleccionaron, pero la conclusión es que los bolivianos también podemos hacer ciencia y de que esta es la oportunidad de demostrarlo.
En fin, estoy convencida de que estamos rumbo a ser un país del primer mundo, por lo menos en medicina nuclear.