Brasil puede alcanzar el grado de inversión (sello de buen pagador de deuda pública) hasta 2026, bajo el gobierno actual, afirmó, el martes, por la noche, el ministro de Finanzas Fernando Haddad sobre la mejora de la calificación de la deuda pública del país.
Con la decisión de Moody’s, que mejoró la calificación brasileña de Ba2 a Ba1, Brasil está un nivel por debajo del grado de inversión. Las otras dos agencias principales, Fitch y S&P Global, mantienen al país dos niveles por debajo del grado de inversión.
“Creo que, si el gobierno en su conjunto entiende que ese esfuerzo vale la pena, que este esfuerzo que se está haciendo da los mejores resultados y seguimos sin bajar la guardia en relación a los gastos, en relación a los ingresos, haciendo nuestro trabajo. Realmente creo que tenemos la oportunidad de completar el mandato del presidente Lula recuperando el grado de inversión. No está dado, pero es una posibilidad concreta”, afirmó Haddad. “Está en línea” con el trabajo del equipo económico durante los últimos dos años. “Si continuamos perseverando en este camino de ajuste fiscal y monetario, tenemos grandes posibilidades de lograr la estabilidad en la relación deuda/PIB y en el gasto público después de muchos años de desequilibrio fiscal”, comentó y continuó: “aún queda trabajo por hacer” en relación con los gastos. Según él, el reequilibrio de las cuentas públicas permitirá al país reducir los tipos de interés que corrigen la deuda pública y alcanzar el grado de inversión, que ya no se concedía a Brasil en 2015. La decisión de Moody’s se produce una semana después de que Haddad y Lula da Silva se reunieran con representantes de las principales agencias calificadoras de riesgo durante un viaje oficial a Nueva York. Los dos se reunieron con representantes de Moody’s, Fitch Ratings y S&P Global.
En un comunicado, Moody’s citó la mejora “significativa” del crédito del país. Según la agencia, esto se debe al “robusto” crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB, la suma de bienes y servicios producidos) y a las recientes reformas económicas y fiscales, como la reforma tributaria, que mejorarán el entorno empresarial y la asignación de impuestos. La agencia también mencionó el plan de transición energética como un factor que atrae la inversión privada y reduce la vulnerabilidad del país a los shocks climáticos.
En otra nota positiva, sin olvidar las inversiones en Brasil y América del Sur, Petrobras anunció, este martes 1 de octubre, su segunda inversión en el continente africano, como parte de una estrategia para diversificar la exploración de nuevas reservas de petróleo. Esta medida se produce seis años después de la venta de su filial que operaba en la región. Ahora, la empresa estatal brasileña adquirió una participación del 10% en un bloque exploratorio en la cuenca de Orange, operado por TotalEnergies. El bloque, denominado DWOB (Deep Western Orange Basin), ganó protagonismo luego de los recientes descubrimientos realizados por TotalEnergies, Shell y Galp. Ubicada en aguas profundas, esta área representa un foco estratégico para las futuras operaciones de exploración y producción de Petrobras.
Esta nueva adquisición se produce luego de otro movimiento de la compañía a finales de 2023, cuando Petrobras anunció la compra de participaciones en tres bloques exploratorios operados por Shell en Santo Tomé y Príncipe, región también conocida por nuevos descubrimientos de petróleo. Afirmó Petrobras en un comunicado que “la operación está alineada con la estrategia de largo plazo de la empresa, que apunta a restaurar las reservas de petróleo y gas a través de la exploración de nuevas fronteras, tanto en Brasil como en el exterior, y trabajando en asociación”.
El regreso al continente africano representa un cambio significativo en la estrategia de Petrobras, especialmente después del inicio del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Durante la anterior administración de Jair Bolsonaro, la empresa estatal se deshizo de muchas de sus operaciones internacionales, incluida la venta de una participación del 50% en PO&GBV, una sociedad con el banco BTG que operaba en Nigeria, además de actividades en Angola, Benín, Gabón y Namibia. Todo este proceso lleva a Brasil a un nuevo proceso de atracción de recursos externos y, por otro lado, a convertirse en un gran inversor en la cadena productiva, especialmente en energía, como el petróleo y el gas, sin olvidar el litio.
Cabe resaltar que Brasil con reservas de 3 mil millones de dólares y el tamaño del mercado para Petrobras también acentúa la inversión en Bolivia. Brasil enfrenta una demanda creciente de energía, impulsada principalmente por el crecimiento demográfico y la expansión industrial. En medio de esta demanda, el gas natural destaca como una solución viable y más limpia en comparación con otras fuentes de energía, como el carbón y la biomasa. El gas natural es un componente crucial de la matriz energética brasileña. No sólo sirve como fuente de energía para hogares e industrias, sino que también es esencial para generar electricidad, especialmente en períodos de sequía cuando las centrales hidroeléctricas son menos eficientes.
Por lo tanto, redirigir el gas boliviano puede ayudar a satisfacer esta creciente necesidad. El gas boliviano, anteriormente destinado a Argentina, será redirigido a Brasil, y las implicaciones de este cambio para los mercados energéticos sudamericanos. Recientemente, la petrolera estatal boliviana YPFB anunció un cambio significativo en sus exportaciones de gas natural. Esta decisión fue impulsada por la drástica disminución de la demanda argentina, provocada por el desarrollo de la formación de esquisto Vaca Muerta, una de las mayores reservas de gas no convencional del mundo. La formación Vaca Muerta es considerada la segunda reserva de gas no convencional más grande del mundo, con un enorme potencial para transformar el mercado energético argentino. El avance de las técnicas de fracturación hidráulica (fracking) y otras tecnologías de exploración permitieron a Argentina comenzar a explorar y producir gas en volúmenes importantes, reduciendo las importaciones desde Bolivia.
Redirigir gas a Brasil podría traer importantes beneficios económicos a Bolivia. Al reducir la dependencia de Argentina, YPFB podrá explorar nuevas oportunidades de mercado y estabilizar sus ingresos. Además, diversificar los mercados de exportación es una estrategia inteligente para mitigar los riesgos asociados con las fluctuaciones en la demanda de un solo país.
Así el Aumento de la producción y las inversiones es importante para satisfacer la nueva demanda, Bolivia deberá considerar aumentar su capacidad de producción de gas. Esto puede implicar inversiones en infraestructura y tecnología, así como asociaciones con empresas brasileñas que operan en el sector energético. Fortalecer estas relaciones no sólo puede garantizar un mercado para el gas boliviano, sino también fomentar el desarrollo económico bilateral. Los cambios en el escenario energético exigen que tanto Bolivia como Brasil revisen sus políticas públicas relacionadas con el sector energético. Para Bolivia es fundamental garantizar condiciones favorables para la exploración y producción de gas, mientras que Brasil debe implementar políticas que fomenten la importación y el uso de gas natural.
En conclusión, lo que más debería valorarse para el desarrollo regional es la integración energética en América del Sur. La cooperación energética entre países sudamericanos puede ser una estrategia necesaria y esencial para garantizar la seguridad energética regional. La reorientación del gas boliviano es un paso en esta dirección, ya que puede contribuir a una red energética más integrada y resiliente, beneficiando a las economías y las condiciones de vida de sociedad continental.
Escrito por Tulio Ribeiro.