Un avión carga ruso Ilyshin IL-76, operado por Aviacon Zitotrans —sancionado por el gobierno de Estados Unidos en 2023— aterrizó la mañana del domingo 10 de agosto en el Aeropuerto Internacional de Brasilia, tras un vuelo de conexión desde Moscú. Aviacon fue sancionada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos por transportar carga a Venezuela. En contacto con esta columna, la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) informó que la aeronave que llegó a Brasilia tiene la matrícula civil AZS1705, diferente a la sancionada por la Casa Blanca, aunque es operada por la misma compañía.
El avión de carga permaneció en el Aeropuerto Juscelino Kubitschek y su despegue se programó para el miércoles 13 de agosto. La FAB no reveló el contenido de la carga y enfatizó que solo el operador del vuelo sabe qué se transportaba. “Nuestro trabajo es controlar el espacio aéreo, no la carga”, explicó un miembro de la dirección de la FAB. Según el oficial militar, el aterrizaje del avión de carga ruso en Brasil no forma parte de ninguna operación militar conjunta entre ambos países.
Sin embargo, la oposición de derecha utilizó al senador Marcio Bittar (União-AC) para solicitar información al Ministerio de Defensa y al Ministerio de Asuntos Exteriores sobre el aterrizaje y la estancia en Brasil del avión de carga ruso Ilyushin Il-76TD. La aeronave está sujeta a sanciones impuestas por Estados Unidos por sospecha de transportar equipo militar a Corea del Norte y brindar apoyo logístico a Venezuela. La presencia del avión ha generado preocupación en el Congreso y en la comunidad de seguridad brasileña. Se trata de un avión de carga estratégico, frecuentemente utilizado en operaciones militares. A diferencia de otros aviones que llegan desde Rusia con pasajeros o carga, no sigue una ruta preestablecida y su paso no fue reportado a la ANAC, la Agencia Nacional de Aviación Civil.
La Fuerza Aérea ha mantenido en secreto el propósito de la misión del avión, ya que fue trasladado a la Base Aérea de Brasilia y no se encuentra cerca de aeronaves regulares. El avión aterrizó el domingo (10) en Conakry, Guinea, país utilizado por el Cuerpo de África (un grupo mercenario subordinado al gobierno ruso que sucedió al Grupo Wagner) para distribuir armas por todo el continente africano. Tres días después, el avión ruso, sancionado por Estados Unidos, despegó de Brasilia. En la noche del miércoles 13 de agosto, el avión Ilyushin IL-76, sancionado por el gobierno estadounidense, despegó del Aeropuerto Internacional de Brasilia.
El vuelo tuvo lugar un día después de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva llamara al presidente ruso Vladimir Putin y en un momento en que Estados Unidos impone sanciones a Brasil por episodios de censura y persecución política. En sus solicitudes de información al Poder Ejecutivo, el senador Bittar cuestiona quién autorizó la entrada de la aeronave, el propósito de la operación, la carga y la identidad de la tripulación, además de indagar si se siguieron los pro- tocolos de seguridad compatibles con las sanciones internacionales. Bittar presentó solicitudes de información dirigidas a los ministros de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, y de Defensa, José Múcio Monteiro.
“Esta complacencia no es neutralidad, es complicidad. Brasil no puede ser el patio trasero de regímenes que desafían la libertad y el orden internacional. Este aterrizaje inexplicable simboliza la peligrosa incertidumbre de la política exterior actual”, declaró el senador en el plenario el martes (12), acusando al gobierno de alinearse con “tiranías” en nombre de un supuesto pragmatismo diplomático.
El congresista ultraderechista también amplió sus críticas a la política exterior de Brasil, afirmando que su enfoque actual repite una “receta marxista” que, según él, ya ha provocado crisis en otros países latinoamericanos. Para Bittar, la soberanía e integridad diplomática de Brasil no deben utilizarse como moneda de cambio para acuerdos considerados “turbios”. Las solicitudes 593/2025 y 594/2025 están pendientes de análisis en el Senado. De aprobarse, los ministerios tendrán 30 días para responder. Todo este contexto solo quedó garantizado por el liderazgo de Lula da Silva y la defensa de la soberanía al recibir el avión ruso, otra chispa geopolítica que podría desatar una controversia entre Brasil y Estados Unidos, algo habitual en estos días.
Por: Tulio Ribeiro