¿Cuál es la mayor lacra de nuestra sociedad, boliviana y mundial? La respuesta no es difícil: LA CORRUPCIÓN; si a esta pandemia sumamos el patriarcado, el resultado es lacerante para las mujeres.
Reiterativamente vemos con mucho dolor lo que sucede con la agresión hacia las féminas, que en muchos casos termina en violación y feminicidio. Los últimos hechos ampliamente difundidos, sobre el caso denominado “psicópata sexual”, tienen a toda nuestra población —especialmente femenina— movilizada en repudio a todo lo acontecido. ¿Cuál es el problema central en este caso?, el principal problema “detectado” es “la corrupción del sistema judicial”, se tomaron acciones al respecto: detuvieron y destituyeron al magistrado que actuó en contra de la ley —estableciendo detención domiciliaria al violador serial—; están bien las últimas acciones asumidas, pero no son la solución. La ciudadanía ahora clama “revisar los casos similares que pudieran existir”, para lo cual se instruyó la conformación de una comisión, está bien; pero tampoco resuelve, solo amortigua el dolor buscando “justicia”.
Otros dirán “hay que reformar la justicia”, “cambiar los procedimientos de selección de los operadores de justicia”. ¿Mejorará la justicia? ¿Disminuirá la corrupción? ¿Reducirán los altos casos de violencia hacia las mujeres?
Las soluciones coyunturales deben ir acompañadas de soluciones estructurales tanto para erradicar la corrupción como el patriarcado, y como nos atañe a todos y todas, podríamos ser partícipes de la solución, que no es solamente atribuible al Estado.
¿De qué forma podemos contribuir a una solución?
La corrupción se encuentra en todos los ámbitos de nuestra sociedad, tanto en lo privado como en lo público, como sociedad civil podemos aportar formando en nuestras familias personas con principios y valores, dejar de “normalizar” conductas de “doble moral”, cuando se critica lo que se practica, desde una “pequeña mentira”. Cuando las familias brinden a la sociedad/comunidad personas honestas, podremos por ejemplo, cambiar magistrados en el Órgano Judicial, seguros de que serán probos sin importar “el procedimiento de selección”.
Para incidir en la disminución de la violencia hacia la mujer, que concluye en feminicidios, podemos empezar por eliminar el machismo en los hogares formando niños y niñas en igualdad de condiciones en los ámbitos privado y público, sin discriminación de género, así podremos construir una sociedad igualitaria con similares oportunidades para hombres y mujeres. Las mujeres, luego de largas luchas que datan desde el pasado siglo, han conquistado espacios en el ámbito público, tanto profesional como político, un espacio donde continúan avanzando. En el ámbito privado igualmente hay avances, las tareas asignadas a las mujeres por su condición de género como las labores del hogar y el cuidado de los hijos también empiezan a ser asumidas por los varones. Sin embargo, la lógica de supremacía masculina sobre la mujer que tiene que ver con el patriarcado, continúa siendo móvil de violencia hacia ella.
Las tareas detalladas parecen sencillas para erradicar: la corrupción y el machismo, si se logran, su efecto multiplicador puede ser relevante.
El patriarcado, al ser un sistema planetario de dominio institucionalizado que mantiene la subordinación e invisibilización de las mujeres respecto a los varones, es una política de Estado la que puede avanzar en su erradicación. El Gobierno declaró 2022 como “el año de la Revolución Cultural para la Despatriarcalización”; a fin de año esperamos contar con resultados concretos.
Respondiendo al clamor popular, es preciso dar pasos concretos en busca de erradicar la corrupción prioritariamente en el Órgano Judicial, que está esparcida en toda su estructura, desde la cúpula hasta el último funcionario público judicial, la tecnología podría ser un elemento coadyuvante, como sucede en otros países; cambiar solo magistrados no resultó ser la solución.
Que lo urgente no nos prive de lo necesario, nos merecemos vivir en una mejor sociedad sin violencia y sin corrupción. Ataquemos las CAUSAS en busca de soluciones estructurales, no solamente atender las CONSECUENCIAS que no llegan a ser solución definitiva.
*Es economista-investigadora.