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Dedicada a Iqbal Masih

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 16 de abril como el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil. El concepto de esclavitud nos remece, peor aun cuando está acompañado de la categoría “infantil”, en pleno siglo XXI.

Este día es en homenaje a Iqbal Masih, un niño cristiano paquistaní. Hay que subrayar lo “cristiano”, porque vivía en un país de mayoría musulmana; el horror cruza los sentidos. Con solo 12 años se convirtió en un símbolo de la lucha contra el trabajo infantil, hablamos de aquella actividad en que se demanda mano de obra barata de los niños y las niñas, en ningún caso de roles que muchos cumplen en su hogar.

Iqbal vino a este mundo a sufrir, con solo cuatro años de edad su padre lo vendió como esclavo a un fabricante de alfombras por 600 rupias (unos 12 dólares) para pagar la boda de su hijo mayor. Desde ese momento fue obligado trabajar más de 12 horas diarias, encadenado a un telar y sometido a constantes palizas.

A los 10 años de edad Iqbal logró escapar de la fábrica; las condiciones infrahumanas en las que vivió causaron serios estragos en su cuerpo. Dos años más tarde tenía la estatura y el peso de un niño de seis años de edad.

Sus pocos años de vida en “libertad” los dedicaría a denunciar la práctica del abuso. Luchó, con la ayuda de los miembros del sindicato de ladrillos, activamente contra el trabajo infantil en Pakistán y en todo el mundo, dando conferencias, asistiendo a reuniones donde hablaba de su experiencia como una forma de concientizar para frenar esta práctica; su mensaje llegó a audiencias de todo el planeta.

En 1994 fue asesinado en su país, después de salir de misa de domingo de Resurrección, tenía solo 12 años de vida. Todo apunta a que fue acallado por la mafia de los fabricantes de alfombras que utilizan mano de obra de niños y mujeres para sus ganancias.

Hasta diciembre de 2021 en el mundo había 218 millones de niños y niñas entre los cinco y 17 años ocupados en la producción económica, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De ellos, casi la mitad (152 millones) son víctimas del trabajo infantil y 73 millones se encuentran en situación de trabajo infantil peligroso.

Igualmente me he puesto a pensar en la Inglaterra de Dickens, a fin de recordar que la explotación infantil no se ha dado solo en países del Tercer Mundo, sino también en los despóticos e hipócritas imperios de todos los tiempos... y no solo en este, piénsese en los niños y niñas afroamericanos de los campos de algodón de Virginia, Estados Unidos, en siglos pasados.

En un mundo tan hedonista, nihilista y narcisista, en que pareciera no importar más que el propio bienestar y permanecer en zonas de confort, año a año celebramos el día del niño (y la niña) saturándoles de cosas; es necesario detenerse a pensar la realidad y darnos cuenta que nos falta mucho por avanzar a la Humanidad para ser mejores.

Por otra parte, quiero recordar que hoy también es el cumpleaños de Charles Chaplin, quien puso su genio para denunciar a través del Séptimo Arte las cosas que nos indignan, como la opresión del poder de unos pocos sobre las mayorías y la maldad sobre el bien en su mundo de a principios del siglo XX.

Continuaré creyendo, todo lo que sea necesario, en que podemos ser mejores seres humanos, cuando nuestro proyecto de vida sea por una vida buena para todos y todas, y donde, por sobre todo, no existan niñas y niños víctimas de explotación de ningún tipo.

(Cris González es directora de www.correodelalba.org)


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