“En los primeros días de noviembre sitió la plaza de Tarija, y no dejaba salir a nadie de ella. Durante el día sus famosos guerrilleros se perdían en las sinuosidades de barrancas, de la quebrada del Monte y de los caminos de Santa Ana y de Tolomosa, y al entrar la noche, esas montoneras cubrían los mismos caminos y penetraban hasta la orilla del río, el campo carreras y la colina San Juan, desde cuyos puntos hacían disparos y provocaban a los españoles que ocupaban la plaza” (Tomás O’Connor, 1974, pág. 68).
El 15 de abril de 1817, se recuerda la batalla más brillante del sur del país, el éxito de la victoria patriota es exitosa, no por la cantidad de medios a disposición de sus fuerzas, sino más bien por el valor como cualidad máxima de los combatientes de la Tablada, consiguientemente, Clausewitz establecerá que las guerras en sociedades civilizadas tienen un objetivo político y que la guerra es un simple medio para cumplir el mismo.
En este entendido, el objetivo político de la guerra era conseguir la expulsión del opresor español y el autogobierno del territorio americano en igualdad, libertad y fraternidad. La larguísima guerra como se muestra en el fragmento transcrito en el primer párrafo se caracteriza por ser guerrillera y tener como escenario primordial las periferias de la ciudad, sin duda, esto no es un dato menor ya que la primera lucha por avanzar política y socialmente en el departamento se gestó desde las periferias.
En el siglo XX también salieron de las periferias grandes personajes que pelearon contra las injusticias históricas en las que vivía la gran mayoría de nuestro país, sin embargo sus armas fueron la pluma y la guitarra, Óscar Alfaro y Nilo Soruco, dos grandes militantes de las causas justas que además eran comunistas e indigenistas, compusieron canciones como La Caraqueña, La tragedia del chapaco o poemas como Camarada Cristo, con el que incluso Alfaro fue excomulgado, mismas composiciones que denotan su pensamiento radical, que habiendo sido vaciadas de contenido hoy las cantan a voz en piel conservadores contrarios a las ideas que profesaban los autores.
El inicio de este siglo trajo desde las periferias la lucha por dejar la miseria histórica del pueblo campesino, exigían PROSOL en el marco de la disputa por el excedente del gas entre el grupo de personas que siempre tuvo como su modus vivendi las arcas públicas (la rosca) y los históricamente excluidos que marcaban su entrada como actores políticos en el departamento.
Hoy, el colapso del modelo autonomista y el ajuste descarnado contra los menos favorecidos en el departamento, abre un nuevo momento de acumulación histórica, marcado por la juventud, en este sentido, la lucha se encuentra en relación a temáticas como medioambiente, derechos de los animales pero también la lucha de las mujeres, las diversidades sexuales, una alimentación sana y el derecho a la ciudad, todas son luchas que cuajan día a día y pugnan desde la razón entre ser avance social o instrumento de la ideología anti derechos imperante en la ciudad promovida por el comité cívico donde hablan de libertad y solo ocultan un mundo de explotación y marginalidad tras su discurso.
Recordar el 15 de abril no puede seguir siendo un acto protocolar, se debe recordar por lo que luchaban y cómo lo hacían nuestros mártires. Tarija después de más de 8 años de colapso del modelo sin duda no volverá a ser igual, está en manos de los excluidos del sistema de siempre; campesinos, mujeres, activistas y trabajadores levantan la cabeza contra las opresiones y desde las periferias de Tarija seguir la lucha por días mejores como ocurre desde hace ya más de 206 años.