A 19 días de las presidenciales y legislativas, Ecuador atraviesa la peor crisis en materia de seguridad de su historia.
La semana pasada, una cadena de acontecimientos, en torno a la criminalidad, pusieron en jaque el orden público del país, que ha visto desde hace pocos años, de manera inusitada, cómo se quiebra la seguridad pública.
Al presidente Guillermo Lasso le quedan pocas semanas en el poder y su capacidad para enfrentar la situación luce mermada. Últimamente ha estado más preocupado por asuntos financieros y por poner orden en las cuentas nacionales. Por ejemplo, en imponer una reforma tributaria y una reducción de impuestos a ciertos sectores, en momentos en los que el Poder Legislativo está disuelto, debido a su decisión de decretar la muerte cruzada (elecciones anticipadas para presidente y parlamento).
Violencia y campañas
En medio de su trabajo cotidiano para finiquitar su entrega, ocurre esta escalada violenta de grupos irregulares que asesinaron al alcalde de Manta, Agustín Intriago, a la deportista Ariana Chancay y a otras 30 personas a la par que impulsaron un motín carcelario que se extendió por distintos penales.
Todo esto hizo virar la opinión pública, nuevamente, hacia el debate sobre la violencia criminal que azota al país.
Desde el comienzo de la campaña, este ha sido el tema medular que todos los candidatos necesitan responder debido a la situación de crispación que vive la nación. Pero las últimas semanas, las diatribas internas propias de una competición presidencial bajaron la intensidad del debate sobre el tema de la seguridad.
En los albores de la inesperada carrera presidencial, el ‘outsider’ guerrerista Jan Topic lanzó su postulación utilizando un lenguaje de mano dura y muchos medios internacionales lo vieron como un competidor natural contra el correísmo, el movimiento político más fuerte de Ecuador, que se ubica en la izquierda del espectro político. El discurso populista de derecha de Topic, con especial énfasis en el tema de la seguridad, supuso que era un aspirante con levadura y que podría estar disputando la presidencia en una segunda vuelta.
Pero con el desarrollo de la campaña, este candidato no ha levantado ni en las encuestas ni en la opinión pública. Algunos estudios lo ubican con apenas el 3% de intención de voto, cuando quedan pocos días para el evento.
Mientras Topic no levantaba en la primera etapa de la campaña, los otros postulantes fueron desarrollando su oferta en la materia para tranquilizar a sus votantes.
Otro aspirante anticorreísta, el periodista Fernando Villavicencio, propuso una megacárcel en la selva. Con referencias explícitas e implícitas, ambos candidatos de la derecha se disputan el legado del presidente salvadoreño, Nayib Bukele.
El resto de aspirantes ha tenido una postura que combina la represión policial con un discurso de prevención, atención social, mejora de educación, etc. Es decir, Luisa González (la abanderada de la Revolución Ciudadana), Yaku Pérez (del Movimiento Agua) y Otto Sonnenholzner (Actuemos) —un joven empresario de derecha que está entre los favoritos— se han posicionado desde un discurso de centroizquierda para afrontar el tema de la seguridad y otros ítems.
Ciertamente, todos asumen que el principal problema que deberán enfrentar apenas lleguen al gobierno es el de la inseguridad ciudadana, un tema novedoso para la política ecuatoriana, acostumbrada a las crisis sociopolíticas y los levantamientos indígenas, pero no al auge delictivo.
Ocurrida la conmoción de la semana pasada, los postulantes tuvieron que volver a afinar la mirada sobre la situación de orden público que vive la nación desde hace pocos años, después de haber sido uno de los países más seguros de la región.
En recordar este pasado “feliz” se basa la propuesta del correísmo, que se exhibe como el responsable de esa situación de bienestar público en materia de seguridad que se vivió durante los años de sus gobiernos (2007-2017).
Las estrategias electorales cruzadas por la seguridad
La estrategia de Sonnenholzner parece clara. Posicionarse desde un discurso centrista, potable para los sectores más excluidos y díscolos de la política y también para el correísmo ‘light’ —quienes a veces votan y otras no, por el candidato correísta—, para luego, desde allí, lanzar un reto al expresidente Rafael Correa —líder histórico de esta corriente— bajo la amenaza de “nos vemos en segunda vuelta”, y así ganar los votos del anticorreísmo de derecha que disputa con Villavicencio, para ganarle al indígena Yaku Pérez (que en las presidenciales de 2021 llegó al 19 %) y pasar a segunda vuelta.
Para apuntalar su propuesta en el tema de la seguridad, el empresario ha incorporado recientemente a su comando a uno de los asesores del presidente Bukele.
Yaku Pérez, por su parte, suspendió su campaña por duelo, debido al asesinato del alcalde de Manta y ha incorporado elementos represivos a su discurso indigenista y ecologista.
Así las cosas, la campaña electoral está en su clímax mientras en paralelo la crispación social por la crisis de seguridad también está en su máximo esplendor. Cada aspirante trata de mostrar lo mejor de sí para convencer a las mayorías de los beneficios de su hipotético gobierno. Quedan apenas 19 días y cada minuto vale un montón.