Los deseos de feliz Navidad llegan en medio del dolor y la tristeza, productos de la amarga realidad a la que está expuesto el pueblo palestino debido a la ocupación israelí, especialmente por el genocidio que se está produciendo en la Franja de Gaza; también en Cisjordania, incluida Belén, y en la Jerusalén ocupada continúan las prácticas de represalia del ejército de ocupación tras 76 días consecutivos.
Las acciones del ejército israelí cada día causan más destrucción y masacres contra civiles palestinos y golpean los cimientos de la presencia humanitaria en la Franja de Gaza para convertir este territorio en una tierra árida, destruida e inadecuada para la vida humana, obligando a sus ciudadanos a desplazarse continuamente de un lugar a otro en busca de algún lugar seguro que no pueden encontrar en todo el territorio, en una espiral de muerte impuesta por Israel a más de dos millones de palestinos que viven en la Franja de Gaza, ante las narices y los ojos de la comunidad internacional y de los países que reivindican preocupación por la humanidad y sus principios y de los valores vinculantes.
Los países que apoyan a Israel deben, sobre todo por consideraciones humanitarias, retirar la cobertura que proporcionan para la guerra genocida y las masacres contra civiles, y deben imponer mecanismos prácticos que obliguen al Estado ocupante a detener su guerra, proteger a los civiles palestinos, garantizar sus necesidades humanitarias, devolverlos a sus hogares, de los que fueron desplazados por la fuerza, y detener todas las medidas unilaterales tomadas por Israel.
Setenta y seis días de bombardeos se han cobrado la vida de unas 20 mil personas, el 70% eran mujeres y niños, más de 52 mil ciudadanos resultaron heridos y un elevadísimo número de desaparecidos. La ocupación israelí ha desplazado a más de 1,9 millones de palestinos, en un escenario similar al de la Nakbah de 1948. Los líderes y patriarcas de Jerusalén han tomado la decisión de cancelar las celebraciones navideñas en la ciudad de la Natividad de Belén, no encender allí el tradicional árbol de Navidad y limitar las celebraciones a rituales religiosos. La situación en Cisjordania se está deteriorando como resultado de las ejecuciones sobre el terreno, más de 500 jóvenes asesinados este año, de las incursiones en ciudades y pueblos palestinos, y de los ataques llevados a cabo por los colonos.
El gobierno israelí gestiona deliberadamente la violencia y el caos como alternativa a la calma y a las soluciones políticas al conflicto. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tratando de ocultar su fracaso político y personal, hizo confesiones sin precedentes y se jactó públicamente de estar detrás de sabotear los acuerdos de paz en Oslo firmados con el gobierno palestino, de hacerlos fracasar y de impedir el establecimiento del Estado palestino. Una vez más, Netanyahu no desperdicia ninguna oportunidad para confirmar que es un enemigo feroz de la paz y de la solución de dos Estados, alterando deliberadamente la seguridad y la estabilidad de la región y del mundo, provocando más guerras y alimentando la cultura del odio y de la maldad. Las confesiones de Netanyahu obligan a Washington a considerarlo no apto para cualquier acuerdo futuro para resolver el conflicto. El presidente estadounidense, Joe Biden, denunció las declaraciones de Netanyahu, y consideró que el actual gobierno israelí es el gobierno más extremista de la historia de Israel y reconoció que es un gobierno que rechaza la solución de dos Estados.
La agresión no terminará pronto, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, tras reunirse con los líderes de guerra israelíes, en una rueda de prensa celebrada el pasado viernes en Tel Aviv, dijo que la guerra en la Franja de Gaza no terminará pronto; anunció que durante las próximas semanas va a comenzar la siguiente fase de la agresión y que esta puede durar varios meses durante los cuales las fuerzas de ocupación extenderán su control de seguridad sobre la Franja de Gaza. Aunque estas declaraciones son afines con la visión del gobierno israelí, con estas palabras se entiende claramente que la agresión israelí continuará durante bastante tiempo, a pesar de las resoluciones pertinentes de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que reflejan un consenso internacional real sobre la necesidad y la importancia de detener la guerra inmediatamente
Nos sorprende el continuo silencio internacional y la incapacidad del Consejo de Seguridad para impartir justicia a la luz del continuo movimiento de la Asamblea General y la adopción de resoluciones que instan a la comunidad internacional a utilizar sus herramientas efectivas para obligar a Israel a someterse e implementar la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas para detener la guerra y todas las formas de agresión y prácticas de represalia cometidas por la ocupación y su destrucción de todos los aspectos de la vida. Israel está utilizando la neutralización del Consejo de Seguridad como tapadera para prolongar su guerra abierta. Israel ha impuesto un ciclo controlado de muerte a civiles palestinos en medio del silencio de los tribunales internacionales competentes.
*Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia.