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Miguel Clares

El hu-evo-n sin control

En los últimos meses, Bolivia ha sido testigo de una serie de bloqueos de caminos y proyectos de financiamiento obstaculizados dentro de la Asamblea Legislativa Plurinacional, todos orquestados por el “evismo salvaje”.

Este grupo, liderado por Evo Morales, ha demostrado una y otra vez su falta de interés en el bienestar del pueblo boliviano y su determinación de sabotear los esfuerzos del Gobierno nacional de Luis Arce.

El señor Morales parece estar obsesionado con el poder, sin importar el costo para Bolivia. Sus aspiraciones personales y su candidatura forzada para las próximas elecciones se han convertido en el principal motor de sus acciones. Morales no duda en utilizar tácticas destructivas, saboteando proyectos vitales para el desarrollo del país y generando caos mediante bloqueos que paralizan la economía y afectan a millones de ciudadanos. Es como si el evismo estuviera vertiendo arena en los engranajes de una máquina bien aceitada, ralentizando el funcionamiento del Gobierno de Arce.

El impacto de estas acciones es devastador. Los bloqueos de caminos no solo interrumpen el flujo de bienes y servicios, sino que también desestabilizan a diversos grupos ciudadanos que dependen de estas vías para su subsistencia diaria. Los diferentes proyectos de financiamiento en la ALP que son esenciales para el progreso de la infraestructura y desarrollo social son sistemáticamente bloqueados por los aliados de Morales, como si estuvieran arrancando páginas cruciales de un libro, interrumpiendo la narrativa de progreso que el Gobierno de Arce intenta escribir.

El interés personal de Morales contrasta claramente con el compromiso del presidente Luis Arce de priorizar el bienestar de Bolivia. Arce ha demostrado su capacidad para gestionar la economía de manera efectiva a pesar de estos obstáculos. Bajo su liderazgo, el Producto Interno Bruto (PIB) creció un 3,1% en 2023, y la inflación se mantuvo baja, alcanzando solo un 1,3% en abril de 2024. Estos son logros significativos que reflejan una buena gestión económica en un contexto internacional adverso donde también el evismo trata de perforar el casco de la barca que navega el pueblo boliviano hacia el desarrollo.

No obstante, los resultados económicos positivos podrían ser aún más notables si no fuera por la coalición destructiva formada por Evo Morales, Carlos Mesa y Fernando Camacho. Quienes se han unido en un intento desesperado por desestabilizar el Gobierno de Arce. Sus acciones no solo perjudican al Gobierno, sino que también dañan a los bolivianos que anhelan estabilidad y progreso.

La obstinación de Morales por su candidatura y sus tácticas de sabotaje no solo son irresponsables, sino también peligrosas. Al bloquear proyectos y recursos necesarios, Morales está frenando el desarrollo económico y social del país. Esta conducta destructiva impide que Bolivia alcance su verdadero potencial y mejore la calidad de vida de su población, como si estuviera apagando el faro que debería guiar a la nación hacia un futuro más brillante.

A pesar de estos desafíos, el Gobierno de Luis Arce sigue firme en su misión de impulsar el crecimiento económico y mantener la estabilidad macroeconómica. Los indicadores económicos recientes demuestran que, a pesar del sabotaje y el contexto internacional adverso, Bolivia puede prosperar bajo una gestión responsable y orientada al bienestar común. Es como si el Gobierno de Arce estuviera manejando un auto con un parabrisas manchado de lodo evista.

Es imperativo que el pueblo boliviano reconozca las verdaderas intenciones de Evo Morales y sus aliados. El progreso y la estabilidad de Bolivia no pueden seguir siendo rehenes de las ambiciones personales de un ignorante desesperado por recuperar el poder. El futuro de Bolivia depende de la unidad y el compromiso de todos sus ciudadanos en apoyar un gobierno que trabaja por el bienestar de todos y no así de unos pocos. El reloj de la nación no debe ser desajustado por aquellos que buscan desincronizar sus esfuerzos.

El evismo salvaje es un obstáculo significativo para el desarrollo de Bolivia. Evo Morales y sus tácticas destructivas deben ser repudiadas para permitir que el país avance hacia un futuro de prosperidad y estabilidad. El pueblo boliviano merece un liderazgo que priorice el bien común por encima de las ambiciones personales, y el Gobierno de Luis Arce ha demostrado estar en el camino correcto para lograrlo, a pesar de los constantes intentos de sabotaje. La red rota que ha dejado Morales debe ser reparada para que Bolivia pueda pescar las soluciones y oportunidades que le permitan prosperar.


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