El Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se unió a la extrema derecha de su gobierno, encabezado por el Ministro de Finanzas Smotrich, al solicitar la “anexión” de Cisjordania y la imposición de la “soberanía israelí” sobre ella y que “la posibilidad de presentar el plan de anexión de grandes áreas en Cisjordania debe ser devuelta a Israel”, remarcando que “el trabajo sobre la anexión está listo para su implementación”.
En este sentido señaló que en 2020, un equipo encabezado por el ministro Yariv Levin estableció regulaciones y órdenes y redactó una decisión gubernamental de acuerdo a este plan, aprobando nuevos proyectos de asentamientos y asignando un presupuesto de hasta 7 mil millones de shekels para desarrollar la construcción de carreteras para todos los asentamientos, la creación de puestos de avanzada de asentamientos aleatorios con la anexión de áreas de tierra palestina para expandirlas y provocar una remodelación de la geografía política de Cisjordania; además, también se ha promovido la construcción de zonas industriales como factor de atracción de colonos.
En su primera rueda de prensa, el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Sa’ar, anunció que no existe un Estado palestino tal y como lo describieron algunos diputados en la Knesset. Esta negación del Estado palestino ha sido respaldada por la legislación parlamentaria de su gobierno.
El ministro extremista israelí, Smotrich, reafirmó la continuación de la implementación de su plan para controlar Cisjordania e impedir el establecimiento de un Estado palestino. El fascista Smotrich anunció en un lenguaje claro que no tolera interpretaciones, que el año 2025 será el año de la “anexión final de Cisjordania” y que dentro de unas semanas comenzará a surtir efecto. Dicho plan consta de un completo sistema de asentamientos que incluye a 800 mil colonos con poderes de control de facto sobre Cisjordania. Smotrich añadió que había dado instrucciones a la Dirección de Asentamientos del Ministerio de Seguridad y Administración Civil para que comience un trabajo colectivo profesional e integral con el fin de lograrlo, iniciando la preparación de la infraestructura necesaria para imponer la soberanía israelí sobre Cisjordania.
Estas declaraciones, que marcan las posiciones del gobierno israelí sobre sus ambiciones y proyectos coloniales expansionistas y que incluyen la anexión de la Cisjordania ocupada o partes de ella, se hacen para examinar las reacciones internacionales y las posiciones de los países en este sentido, en un intento de crear un clima propicio para acometer este crimen atroz sin trabas políticas, jurídicas o humanitarias que detengan la guerra de genocidio. El gobierno israelí busca reordenar las prioridades de la región y del mundo de acuerdo con su mapa de intereses; quiere continuar con la guerra de exterminio y de desplazamientos y liquidar la causa palestina, tratando de socavar cualquier oportunidad de implementar la solución de dos Estados y de encarnar el Estado palestino sobre el terreno porque a medida que la ocupación se intensifica, van imponiendo sus medidas unilaterales ilegales contra el pueblo palestino y su territorio.
¿Cómo anexarán Cisjordania? Según el plan de ocupación, hay tres zonas principales que serán anexadas a la soberanía israelí. La primera zona es el Valle del Jordán, que constituye una cuarta parte del área de Cisjordania. La segunda zona es la zona de aislamiento situada entre el muro del apartheid y la línea de alto el fuego de 1948, que constituye alrededor del 12% del área de Cisjordania. La tercera zona son los bloques de asentamientos que separan el norte de Cisjordania del resto de Cisjordania.
El Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, declaró su condena inequívoca al llamamiento del Ministro Smotrich a aplicar la soberanía en Cisjordania, porque es un paso claro hacia la anexión ilegal y esta retórica socava el derecho internacional, viola los derechos de los palestinos y amenaza cualquier perspectiva de una solución de dos Estados. Borrel destacó que estas declaraciones y acciones ilegales de Israel constituyen una violación flagrante del derecho internacional y de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente la Resolución 2334. Dicha Resolución condena todas las medidas israelíes destinadas a cambiar la composición demográfica, el carácter y el estatus del territorio palestino ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Oriental, y confirma que todas las actividades de asentamiento israelíes en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental, son ilegales según el derecho internacional. En este mismo sentido, la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia confirmó la ilegalidad de la ocupación israelí y los asentamientos israelíes y su anexión del territorio palestino ocupado.
El fracaso internacional en detener la guerra de genocidio y desplazamiento, y de hacer respetar y garantizar la implementación de las resoluciones de legitimidad internacional, alienta al gobierno de extrema derecha de Israel a manifestar públicamente sus posiciones pidiendo la anexión de gran parte de Cisjordania.
Hay que tener una respuesta internacional firme a estas posiciones a través de una resolución de la ONU, emitida por el Consejo de Seguridad, para otorgar al Estado de Palestina membresía plena en las Naciones Unidas, imponer el cese de la guerra de genocidio y adoptar mecanismos vinculantes para implementar la decisión de la Asamblea General sobre la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia. La imposición de sanciones internacionales disuasorias a la ocupación, a sus líderes, a los símbolos de los asentamientos y a sus elementos terroristas desempeña un papel decisivo para detener la usurpación israelí de los derechos del pueblo palestino.
Por: Mahmoud Elalwani/