La incorporación acelerada de tecnologías digitales en el entorno laboral ha transformado las dinámicas de trabajo en Bolivia y el mundo.
Si bien estas herramientas: tecnologías de la información, inteligencia artificial y plataformas virtuales han incrementado la eficiencia y la conectividad, también han generado nuevas formas de riesgo psicosocial, relacionados con el malestar psíquico, físico y bienestar general entre los trabajadores, como la tecnoansiedad, el tecnoestrés y el síndrome de fatiga digital. Estos trastornos, aún poco reconocidos en la legislación boliviana, afectan la salud mental y física de los trabajadores, reduciendo su productividad y calidad de vida.
En este contexto, los trastornos derivados del uso excesivo o descontrolado de herramientas digitales tienen nombre y efectos:
La tecnoansiedad (miedo de no poder adaptarse a nuevas herramientas digitales) que se caracteriza por adquirir síntomas afectivos o ansiedad relacionada ante el uso de algún dispositivo electrónico en la actividad laboral.
La tecnoadicción provoca el tecnoestrés (estrés producido por el uso constante de tecnología), Una persona tecnoadicta, acaba siendo dependiente de las tecnologías.
La fatiga digital o tecnofatiga (agotamiento cognitivo por el uso prolongado de dispositivos), se desencadena en fatiga visual, fatiga mental y fatiga , esta última por la sobrecarga informativa ante la cantidad de datos que se encuentran en internet con solo una búsqueda.
Estos fenómenos psicosociales pueden provocar insomnio, dolores musculares, agotamiento emocional, pérdida de memoria e incluso trastornos depresivos, afectando al trabajo diario, a la organización laboral, así como a otras actividades en la vida personal. Lo más preocupante es que, en Bolivia, aún no existen mecanismos legales que reconocen ni protegen al trabajador frente a estos nuevos riesgos reales .
No menos importante, debido a la interacción entre el trabajador y el trabajo, se encuentran los riesgos ergonómicos, que proceden por posturas inadecuadas, esfuerzos o movimientos repetitivos o por falta de movimiento; riesgos que llegan a producir lesiones o trastornos corporales (músculos, articulaciones, huesos, etc.) y que pueden ser evitados facilitando las tareas del puesto de trabajo de la manera más cómoda con la utilización de equipos ergonómicos (sillas, pantallas, teclados, muebles) y otras técnicas, como la pausa laboral, límite de tiempo en el uso de dispositivos electrónicos y otros, es decir, adaptando el lugar y condiciones de trabajo al trabajador.
El trabajo desempeña una función esencial en la vida de las personas y esa es una de las razones por la que la responsabilidad debe ser compartida entre empleadores, trabajadores, Estado y sociedad; sin embargo, la realidad nos muestra que debido a la poca atención que se presta a la salud y a la seguridad abundan los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales; de hecho, existen empleadores que ni siquiera saben que tienen la responsabilidad moral y a menudo jurídica de proteger a sus trabajadores y, por su parte, los trabajadores, no terminan en comprender que deberían ser los primeros en cuidar, por responsabilidad propia, su salud y bienestar.
El avance tecnológico debe ir acompañado de una visión humanista del trabajo, donde el bienestar del trabajador sea prioridad, en el entendido de que cuidar al trabajador no es solo protegerlo de accidentes físicos, sino también de un agotamiento silencioso que empieza en la mente. Solo así se construirá un entorno laboral sostenible, inclusivo y seguro en la era digital.
Un interesante estudio prospectivo sobre los riesgos nuevos y emergentes para la seguridad y salud en el trabajo asociados a la digitalización en 2025, desarrollado por la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo (EU-OSHA), examina los problemas que se plantean respecto a los cambios en los lugares de trabajo a raíz de la tecnología de la información y la comunicación (TIC), como la robótica y la inteligencia artificial (IA); estudio que se realiza con el propósito de anticiparse y proteger mejor la seguridad y la salud en los futuros lugares de trabajo (Stacey et al., 2018), mostrando el impacto o los efectos que se vienen produciendo en la salud de los trabajadores.
La mayoría de ellos, de los trabajadores, pasan por lo menos ocho horas al día en el lugar de trabajo; empero, ya no solo enfrentan ruido, polvo o maquinaria pesada, sino una multitud de otros riesgos y por otros motivos: cambios en el horario de trabajo o límites de horarios nada claros, falta de planificación incorporación de nuevos dispositivos, aumento de datos, adaptación a nuevas plataformas de forma continua, etc., es decir que el trabajador moderno ahora lidia con una sobrecarga invisible, pero igual de peligrosa, razón por la que la normativa vigente en Bolivia, requiere una actualización que incorpore los efectos de la digitalización laboral para garantizar una protección integral de los trabajadores.
La salud laboral y la seguridad ocupacional constituyen una disciplina muy amplia que abarca múltiples campos especializados, la misma es definida por la OMS como una actividad multidisciplinaria dirigida a promover y proteger la salud del trabajador, mediante la prevención, control y eliminación de accidentes, eliminación de factores de riesgo, seguridad en el trabajo y, para lograrlo, se auxilia de varias disciplinas: la higiene industrial, la seguridad ocupacional, la ergonomía, la medicina del trabajo, como también la psicología.
Desafortunadamente se presta menos atención a los problemas de salud laboral que a los de seguridad ocupacional. Cuando se aborda la cuestión de la salud, también se aborda la de la seguridad, porque, por definición, un lugar de trabajo saludable es también un lugar de trabajo seguro, en cambio, puede que no sea cierto a la inversa, ya que un lugar de trabajo considerado seguro no es forzosamente también un lugar de trabajo saludable. Lo importante es que hay que abordar en todos los lugares de trabajo los problemas de salud y de seguridad con el propósito de evitar accidentes y las enfermedades laborales.
La legislación laboral boliviana, principalmente el D.L. Nº 16998, 2 de agosto de 1979, Ley General de Higiene y Seguridad Ocupacional y Bienestar, que constituye en la disposición legal de referencia en materia de seguridad y salud en el trabajo, está centrada en riesgos físicos y mecánicos, además de una regulación escasa en cuanto a la ergonomía en el trabajo, dejando un vacío legal frente a un fenómeno en crecimiento, razón por la que es oportuno contar con una legislación moderna, humana y preventiva que incorpore medidas específicas de protección a los trabajadores, sea cual fuere su ocupación, frente a estos riesgos psicosociales poco visibles, con el propósito de otorgarles el bienestar físico, mental y social, como ser :
Actualización de D.L. Nº 16998, 2 de agosto de 1979, Ley General de Higiene y Seguridad Ocupacional y Bienestar, para incluir riesgos psicosociales derivados de la digitalización, reconociendo el tecnoestrés y la tecnoansiedad como una causa legítima de enfermedad laboral.
Implementación de protocolos de desconexión digital, especialmente en trabajos remotos, para proteger la salud mental y el equilibrio vida-trabajo.
Capacitación en competencias digitales y gestión saludable de la tecnología, como parte de la formación continua del trabajador.
Incorporación de evaluaciones periódicas de riesgo psicosocial en los diagnósticos de salud ocupacional.
Realizar inspección y análisis periódicos de los lugares de trabajo, ya sea en las instalaciones del establecimiento del trabajo o en los nuevos espacios dedicados a la realización de la actividad laboral de cada trabajador.
Fomentar políticas de bienestar digital en los espacios de trabajo, promoviendo pausas activas, ergonomía digital y equilibrio vida-trabajo.
La tarea pendiente exige voluntad política, compromiso del sector privado, fortalecimiento del rol sindical y una ciudadanía más consciente, toda vez que invertir en salud y seguridad laboral no solo salva vidas: dignifica el trabajo y fortalece el país.
Por: Tatiana Párraga Andrade/
Docente Titular UMSA