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¿Fascismos electos democráticamente?

El fascismo que llega al poder mediante dictaduras y asume gobiernos de facto es nefasto, cruel, genera censura, persecución, presos políticos, desapariciones, tortura, crea normativa en beneficio a las minorías de élite.

Muchos nos preguntamos: ¿qué sucede cuando el fascismo llega al poder mediante la vía democrática? Pues en la presente columna veremos algunas cosas que sucederán en muy poco tiempo, tanto para las mayorías argentinas como para la ciudadanía boliviana.

El fascismo que accede al poder por la vía electoral y “democrática” tiene la facilidad de atribuirse la “voz del pueblo”, y en nombre de este hacer una gestión que beneficie a las minorías de élite basadas en una falsa idea de “libertad” que fue la que vendió Milei, y que dentro de poco traerá consigo una serie de hechos que harán recapacitar a la población argentina sobre su elección.

Entre los puntos más delicados a abordarse estarán lógicamente la eliminación de los apoyos sociales que se otorgaban a la población. Eso es lo que primero realiza un gobierno neoliberal en su coyuntura económica precaria y con inflación. Lo único que hará será profundizar la pobreza de quienes antes lograban salir adelante con esos apoyos económicos. Sin condiciones para generar riqueza y sin apoyo se está pidiendo que esta población salga adelante, algo absurdo.

Otro aspecto es la privatización (si no lo sabremos en Bolivia) bajo la supuesta idea de inyección de capital y generación de “empleo”, algo que venderán sus medios de comunicación como “bueno”, pero que la historia en Bolivia ha mostrado que es pura mentira. Las regalías que se crean en dichos espacios privatizados se van al exterior del país y son migajas las que se quedan en el territorio nacional, y en los bolsillos de unos cuantos.

Esta dinámica iniciará afectando espacios de servicios cruciales. En la salud, al privatizarla, aumentarán los costos de atención. Con inflación y sin salarios, bueno, esto hará que solo élites se atiendan. Así también los servicios básicos como el agua potable, gas, electricidad, que incrementarán sus costos, y, bajo la premisa anterior, serán de difícil acceso a una población con salario mínimo. Aumentará el desempleo y habrá movilizaciones, las cuales serán duramente reprimidas ya que el presidente fue “democráticamente” electo ante la validación de la comunidad internacional.

Una de las debilidades de Milei es que está por dejar de lado lo cultural. Esto creará un frente de ataque de alcance de masas rotundo cuando la cosa empiece a ponerse color de hormiga. Algo que ha logrado sustentar muchos años una resistencia, pese a la cantidad de desaparecidos y víctimas de las dictaduras militares, ha sido la capacidad de la cultura de sobrevivir a estos espacios y formarse en un mecanismo de resistencia. Lo decía el grupo cubano Buena Fe: “el arte sobrevive a todos los gobiernos, sin gobiernos al arte le cuesta existir”. Es así que, al tener espacios culturales abandonados, la cohesión de diversas plataformas culturales y artísticas será un talón de Aquiles del Gobierno, ya que amplificará las demandas de luchas.

En cuanto a lo internacional, no del lado de Milei sino del lado de Bolivia, debemos alistarnos ante dos eventos que son de carácter relevante: 1) dejará de existir atención en salud al migrante boliviano, lo cual podría colocar en riesgo un colapso de nuestro sistema de salud; 2) Argentina prescindirá de la compra de gas boliviano y, por ende, esto traerá consigo menos ingresos. Serán autosustentables con el yacimiento de Vaca Muerta y dependerá mucho nuestra situación de venta de gas al Brasil, en función de la relación comercial que tenga Milei con Lula.

Posiblemente para todos los que tengan más de 30 años lo que se escribió no es nada nuevo, ya que lo vivieron en carne propia. Nunca está demás impulsar estos análisis para que ningún desubicado menor de 30 años, y algunos imbéciles de más de 30, piensen que la propuesta de tipos como Milei es viable.

Esto también llama a la reflexión a la izquierda boliviana. Lo que pasó en Argentina no es únicamente resultado de mala gestión, es falta de autocrítica que, como verán, demuestra que en nombre de la “libertad” y de la “democracia” se eligen tiranos.


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