El 21 de septiembre comenzó la primavera, aunque los astrónomos señalan entre los días 22 y el 23 la fecha exacta en que este lado del mundo, el Hemisferio Sur, entra al equinoccio de primavera, tiempo de cosecha y floración, en que temperaturas agradables nos esperan los siguientes tres meses, los últimos de 2023.
En Bolivia, la tradición establece el 21 de septiembre como el Día del Amor, la Amistad, la Juventud. Es un bello día en que las calles se llenan de gentes con flores, globos o cualquier manifestación de lindos sentimientos.
Bolivia tiene en su pirámide poblacional un ensanchamiento significativo al centro, es decir su población es joven. Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 58% de las bolivianas y los bolivianos son jóvenes, niñas, niños y adolescentes.
Es decir, muchos y muchas pertenecen a la “Generación de cristal”, término que se ha puesto de moda en los últimos años para nombrar a aquellos nacidos a finales de la década de 1990 hasta principios de los años 2010. También conocida como la Generación Z, hay quienes prefieren usar el término “Generación de cristal” porque se le ha atribuido ciertas características que responden al material fino y frágil.
Esta generación, en general, en todas las latitudes, se ha criado en un contexto marcado por avances tecnológicos, eventos globales y cambios socioculturales que han impactado en su forma de vida y perspectivas a futuro. Por ejemplo se han criado, los jóvenes urbanos con tecnología e hiperconectividad; han crecido en una era digital.
Desde muy pequeñas o pequeños las computadoras, los teléfonos inteligentes y redes sociales han sido parte de su entorno y vida cotidiana. Esta hiperconectividad, por supuesto, ha hecho que internalicen una nueva forma de comunicarse y relacionarse con los demás. La mayoría son expertos en el uso de la tecnología. Pero han surgido numerosos problemas relacionados con la adicción a las pantallas y la gestión del tiempo en línea.
Leyendo sobre la “Generación de cristal” me entero que destacan por “su activismo y su compromiso con cuestiones sociales y ambientales. Han sido testigos de movimientos como Black Lives Matter y Fridays for Future, lo que los ha inspirado a tomar medidas y luchar por un mundo más justo y sostenible”. Interesante indagar cómo se lucha o propone un mundo más justo y sostenible; creo que hay una parte de esta juventud que no viaja mayormente en avión, pero, claro, son también una élite dentro de un país no rico.
Además se los señala como personas que sufren de estrés y salud mental. Sintetizo lo encontrado en varios artículos: “a pesar de su activismo y conciencia social, la ‘Generación de cristal’ enfrenta niveles significativos de estrés y problemas de salud mental. La presión académica, la incertidumbre económica y las expectativas sociales pueden ser abrumadoras. Es fundamental que se les brinde apoyo emocional y recursos para manejar estos desafíos”.
Esta generación es igualmente conocida por su apertura a la diversidad y en la igualdad de derechos para todas las personas, independientemente de su raza, género u orientación sexual. En general desafían las normas tradicionales y promueven la inclusión en término de opciones sexuales o de género.
Lo más complicado que atraviesa esta “Generación de cristal” es que quienes se enfrentan al mundo laboral consiguen trabajos precarios. La estabilidad en ese campo, que disfrutaron generaciones anteriores, ya casi no existe. Es acaso esta variable la más importante a la hora de entender que la economía marca nuestras vidas, y si el reparto no es equitativo y el Estado no tiene presencia, el futuro es más que incierto. Las posibilidades de disfrutar de la primavera, el amor y la amistad no deberían peligrar en ninguna sociedad.
*Directora de la revista Correo del Alba