Los curas de la Iglesia Católica, desde sus orígenes, cometieron delitos de Pedofilia —entre otros—, teniendo como víctimas a millones de menores de edad e incapaces de defenderse, conforme lo demuestra la historia de la humanidad; de ahí que las revelaciones de las confesiones del diario El País, de España, sobre los abusos sexuales a 85 niños, niñas y adolescentes en Bolivia, cometidos por el cura jesuita Alfonso Pedrajas (Q.E.P.D.) —y otros—, no merece ser polemizada ni politizada todos los días por supuestas exageraciones e intención de dañar la imagen de los jesuitas, porque la pedofilia denunciada es verdad pura y no se puede ocultar con nada, aunque se diga cínicamente que son “errores”, sabiendo que son delitos aberrantes, conforme lo denunció y demostró valientemente el exjesuita Pedro Lima expulsado en 2001 por denunciar hechos pedófilos cometidos por curas.
Porque los curas pedófilos —pederastas—, sus cómplices y encubridores, no han sido sancionados aplicando las leyes pertinentes en el mundo y en Bolivia, están impunes, libres, y siguen mirando a niños, niñas y adolescentes —educandos que están en contacto con curas en las escuelas y colegios— para cometer más delitos.
Al no haberse sancionado ejemplarmente a los autores y partícipes de pedofilia, que en el Código Penal está tipificado en sus Arts. 308 y 308 bis con el nombre jurídico de “VIOLACIÓN” y “VIOLACIÓN DE INFANTE, NIÑA, NIÑO O ADOLESCENTE”, se ha vuelto normal que muchos curas no hayan respondido por sus delitos y queden impunes, inclusive ascendidos a cargos jerárquicos dentro de los curas recibiendo honores y burlándose de sus víctimas, sin importarles de nada la violación de los Derechos Humanos, menos las leyes que protegen los derechos de los niños, niñas y adolescentes; realidad que permite decir que no estaría mal que los curas sean expulsados de las escuelas y colegios —donde adoctrinan con mentiras de la Iglesia Católica—, por el peligro inminente en que se encuentran los educandos.
Resultando así oportunas y previsoras las denuncias presentadas por el Dr. Wilfredo Chávez, Procurador General del Estado, y el exjesuita Pedro Lima; pero dichas denuncias y las que podrían presentarse, por la retardación de justicia en los tramites de las investigaciones preliminares, etapa preparatoria, incidentes, excepciones, juicio, apelaciones, recursos de casación, acciones de libertad y acción de amparo constitucional, previstos en las leyes pertinentes, se puede ver que los curas pedófilos, sus cómplices y encubridores, podrían quedar impunes, porque dichos trámites duran años hasta que mueren los denunciados, querellados y acusados, y por muerte de ellos se declara la extinción de la acción penal conforme al Art. 27. 1) del Código de Procedimiento Penal (CPP); ni qué decir si el delito de Encubrimiento, tipificado en el Art. 171 del Código Penal, está sancionado con pena de reclusión de seis (6) meses a dos (2) años, y aunque se dicte sentencia condenatoria contra los encubridores, no entrarán a la cárcel por el PERDÓN JUDICIAL legislado en el Art. 368 del CPP.
Con su encubrimiento a ultranza, los curas dan lecciones de impunidad, que algunos la han denominado “organización criminal”, entendiendo que los curas quieren que se cometan más pedofilias y nadie sea sancionado ni responda por sus delitos; situación preocupante por la IMPUNIDAD PELIGROSA DE LOS CURAS, relacionada con la delincuencia habitual intolerable; al respecto conviene leer En nombre de Dios, de David Yallop —entre otros prohibidos por el Vaticano—, Delincuencia habitual, psicopatía y responsabilidad penal, de Francisco José Sánchez Garrido, que tienen relación con el delincuente profesional y el delincuente nato. La Biblia que en San Juan 8.34 dice: “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”; Romanos 3. 19 al 20, que dice: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.