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Martín Moreira

Indicadores sólidos a junio, basados en el crecimiento de depósitos, créditos y utilidades del sistema financiero

En un mar de especulaciones sobre la fiabilidad de los indicadores económicos, constantemente barajados por actores mediáticos y políticos, es necesario recordar a la población que un sistema financiero sólido sustenta el crecimiento económico y el desarrollo. Además es crucial para el aumento de la productividad de un país, aliviando la pobreza e impulsando la prosperidad compartida.

La estabilidad financiera genera empleos y mejora la productividad, proporcionando confianza a las personas para invertir y ahorrar. Los sistemas bancarios y los mercados de capital sólidos permiten el flujo eficiente de fondos hacia usos más productivos, ayudan a recaudar capital de inversión, mantienen las redes de seguridad financiera y aceleran los pagos de manera segura a través de las fronteras.

Todo esto tiene que ver con el constante crecimiento de nuestro valioso Sistema Financiero Boliviano, fruto de un trabajo conjunto encabezado por las políticas monetarias impulsadas desde el Banco Central de Bolivia (BCB) y supervisadas por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI). Esto, junto con la participación de una red de Entidades de Intermediación Financiera que cada mes presentan resultados sobresalientes, deja sin lugar a especuladores que pretendan mentir sobre el crecimiento real del país. Todo esto se basa en la baja inflación y en las políticas de inclusión económica llevadas adelante por el actual Gobierno.

Al revisar los datos de junio de 2024, observamos que la cartera de depósitos del Sistema Financiero alcanzó los $us 31.787 millones, lo que representa un incremento del 7,3% en comparación con los $us 29.828 millones registrados en mayo. Además se registraron 957 mil nuevas cuentas de ahorro, llegando a un total de 14,6 millones de cuentas.

En cuanto a los créditos, estos alcanzaron los $us 31.210 millones, con un crecimiento del 4,1% en junio. El 61% de la cartera total está destinado a fortalecer el sector productivo y facilitar el acceso a la vivienda propia.

Otro dato relevante que debe saber la población, que se siente hostigada por la altísima especulación, es que el 47% de los créditos se dirige al sector productivo. Destacan el agropecuario con un 35%, la manufactura con un 31% y la construcción con un 14%, entre los más importantes. Además, más de 100 mil familias se benefician de los Créditos de Vivienda de Interés Social. Esta cartera representa $us 4.553 millones, y el 73% fue destinado a la compra de casas o departamentos.

Un dato que llama la atención del Sistema Financiero es que la mora se situó en 3,5% en junio de 2024, ubicándose por debajo del índice promedio de los países de la región, que alcanza el 3,6%. La mora actual corresponde al diferimiento del pago de cuotas de créditos en 2020, debido a la pandemia, y aún se mantienen dificultades para retomar o sostener la amortización de los préstamos, pese a los periodos de prórroga y gracia que se otorgaron.

El Sistema Financiero cuenta con la suficiente liquidez para una mayor dinámica del crédito; en junio de 2024, la liquidez llegó a $us 10.236 millones, superior en 18% a los $us 8.704 millones alcanzados en el mismo período de 2023.

Todos estos datos proporcionados por el Sistema Financiero Boliviano demuestran que el incremento en las utilidades financieras apoya el crecimiento del país, alcanzando más de $us 1.268 millones, con un aumento del 15%, siendo el monto más alto en los últimos cuatro años.

En síntesis, se puede afirmar que el Sistema Financiero es una muestra del desarrollo y el crecimiento del país, y que los bolivianos y bolivianas tienen confianza en sus entidades de intermediación financiera, lo cual es imprescindible para el desarrollo y crecimiento, en primer lugar, de las familias bolivianas y, por ende, del país. Este modelo económico crece pese al impasse de dólares que se está viviendo, el cual solo se puede combatir con mayor inversión en infraestructura como carreteras, centrales eléctricas, escuelas, hospitales y viviendas. Estas inversiones son cada vez más relevantes para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ya que para alcanzar muchos de ellos será necesario financiamiento a largo plazo. El Estado es consciente de esto, por lo que es necesario recurrir, en la parte macroeconómica, a mayores fuentes de financiamiento para seguir aportando al crecimiento y sostenibilidad del país, girando bajo el eje de un bien común que es el bienestar de las familias bolivianas.

La Paz/AEP/Martín Moreira


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