En una reciente publicación del expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Juan Antonio Morales (JAM; Público.bo 24/7/2023), en la que señaló la importancia de las comunicaciones de los bancos centrales en la formación de expectativas de inflación y que estas deben basarse en pronósticos científicos y no en propagandas, y además atribuye a errores de comunicación del BCB una supuesta crisis cambiaria suscitada en los primeros meses de 2023.
Lo que olvida JAM, o tal vez no quiere que nadie lo sepa, es sobre sus errores de comunicación cuando era presidente del ente emisor. Por ejemplo, en octubre de 2002 el BCB decidió ampliar el spread entre el tipo de cambio de venta y de compra desde 2 centavos hasta 6 centavos. Empero, si bien la medida pudo o no ser inocua, tuvo que ser revertida un día después de ser aplicada por el fuerte rechazo de la población en general, incluso por los partidarios oficialistas y opositores políticos del Gobierno de entonces.
Este error de comunicación en la administración de JAM, no solo fue la forma de dar la noticia a la población boliviana, sino que tampoco fue explicada de manera adecuada al poder ejecutivo representado por el Presidente de Bolivia de aquel entonces (Gonzalo Sánchez de Lozada), cuya reunión entre ambas autoridades duró aproximadamente tres horas, y luego el mandatario Sánchez de Lozada tuvo que salir del Palacio Quemado avergonzado anunciando el rechazo de la medida y anotándose un antecedente fatídico para el ente emisor en términos de credibilidad para los bancos centrales. Además del error de comunicación, se evidenció un alto grado de descoordinación de políticas, ya que el exgobernante Sánchez de Lozada, luego de horas de implementada la medida, señaló que desconocía el actuar del ente emisor.
Con relación a la información, JAM comete el error de afirmar que la ausencia de datos del BCB estaría agravando la supuesta crisis cambiaria. Contrariamente a lo que afirma, los ataques especulativos pueden atentar contra la vulnerabilidad de una determinada economía. En ese sentido, muchos bancos centrales en economías de desarrollo tienen un fuerte incentivo para conservar información, ya que la misma presenta un alto costo en tiempos de incertidumbre económica. Por tanto, resulta un comportamiento racional para un gobierno que considera que los ataques especulativos son perjudiciales en términos de bienestar social.
Además, es importante recordar que, al contrario, las publicaciones que realizaba el BCB entre 1995 y 2006 (en la administración de JAM) eran bastante acotadas y coordinadas con el FMI (memorándum de entendimiento). Y a partir de 2006 las comunicaciones de las decisiones de política del BCB se plasmaron en un documento de coordinación con el Gobierno central, denominado Decisión de Ejecución del Programa Fiscal-Financiero soberano, en el cual se proyectan cifras de crecimiento económico, tasa de inflación, crédito interno neto, entre otras variables. De esta manera se dio certidumbre a la población boliviana sobre las variables económicas más importantes para mantener las expectativas de la economía.
Lo único que se puede rescatar de la publicación de JAM sobre comunicación es la aceptación de los buenos resultados económicos que ha logrado el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, al admitir que Bolivia tiene una inflación controlada desde hace varios años, permitiendo alejar el temor de una devaluación. Esta afirmación está en línea con lo que indican los organismos internacionales, que destacan que la economía boliviana está situada entre las economías con menor inflación de los países de la región y del mundo.