Cuando el 17 de noviembre de 1903, el canciller plenipotenciario de Bolivia, Fernando Guachalla, estampó su firma en el Tratado de Petrópolis, Bolivia terminó cediendo a favor de Brasil un total de 191 mil km en el Acre tras la conflagración bélica que sostuvieron ambos países y a cambio recibió compensaciones, entre ellas, la más amplia libertad de tránsito terrestre y de navegación fluvial para ambas naciones que hoy se debe utilizar de cara a la Marcha al Norte de Bolivia y su conexión con el océano Atlántico.
El artículo 5 del Tratado de Petrópolis establece que Bolivia y Brasil “finalizarían un tratado que establece la más amplia libertad de tránsito terrestre y navegación fluvial para ambas naciones, derecho que ya se reconocen a perpetuidad, respetando los reglamentos fiscales y de policía establecidos o que se establecieren en el territorio de cada uno”.
Por su parte, el artículo 6 del Tratado determina el trabajo coordinado entre las aduanas de Brasil y Bolivia para los procesos de comercio exterior por la ruta hacia Manaos y Corumbá. El artículo señala que: “en conformidad a la estipulación del Artículo precedente y para el despacho en tránsito de artículos de importación y exportación, Bolivia podrá mantener Agentes Aduaneros junto a las Aduanas Brasileñas de Belem del Pará, Manaos, Corumbá y demás puestos aduaneros que el Brasil establezca sobre el Madera, Mamoré u otras localidades de la frontera común. Recíprocamente, el Brasil podrá mantener agentes aduaneros en la Aduana boliviana de Villa Bella o en cualquier otro puesto aduanero que Bolivia establezca en la frontera común”.
La Marcha al Norte de Bolivia, estrategia de la Cámara Departamental de Industrias de La Paz (Cadinpaz), plantea la integración y desarrollo del norte de Bolivia (norte de La Paz, Beni y Pando) para la inserción en las cadenas nacionales y globales de valor. El potencial agroproductivo del norte de Bolivia estimado alcanza a 20 millones de hectáreas, cinco veces más que el actual uso agroproductivo. En este contexto la inserción internacional del país es viable por el norte haciendo uso del Tratado de Petrópolis que permite la salida vía Guayaramerín, Puerto Velho y Manaos hacia el océano Atlántico.
Actualmente, la cláusula 5 del Tratado de Petrópolis es escasamente empleada por parte del Estado boliviano y, por ende, de las empresas privadas o públicas con vías a realizar procesos de exportación o importación de materia prima, productos intermedios, finales o bienes de capital. Sin embargo, existen algunas empresas bolivianas que ya conocen las bondades de ingreso y salida por Brasil al océano Atlántico apelando al Tratado de Petrópolis.
Los procesos de comercio exterior para empresas asentadas en el norte de Bolivia, a través de las rutas terrestres y fluviales de Brasil hacia el océano Atlántico, se reducen a la mitad en tiempo, distancia y costo en relación con los puertos del Pacífico como Arica o Iquique.
El potencial agroproductivo del norte de Bolivia tiene en el Tratado de Petrópolis una ventana de oportunidad histórica que permite integración y desarrollo social y económico para nuestro país.