Frente a la carencia de un gobierno de unidad en el actual escenario, no cabe la menor duda de que la balcanización de Siria es inminente, pues el control sobre estos territorios está bajo la tuición de “rebeldes” y terroristas, quienes hoy no pueden estabilizar la zona ni tampoco tienen la capacidad de gobernar, debido a que los principales tres grupos armados como Hayat Tahrir al Sham (Frente al Nusra, Al Qaeda), el Ejército Nacional Sirio (asistido por Turquía) y las Fuerzas Democráticas Sirias (sostenidas por EEUU) giran en torno a otro tipo de intereses que están más allá de la población civil.
No cabe duda de que Washington y sus satélites desde el 11 de septiembre de 2001, bajo su “política exterior” de seguridad y lucha contra el terrorismo, han ido colonizando y cercenando territorios como Palestina, Irak, Afganistán y ahora Siria.
No se debe olvidar que estos “rebeldes”, en su momento Frente Al Nusra, liderados por Al Julani (hoy con el disfraz de Hayat Al Tahrir Al Sham), cuando atacaban al gobierno de Siria y eran heridos por las fuerzas de Al Assad, eran asistidos y socorridos por Benjamín Netanyahu cuando eran atendidos en hospitales israelíes.
La desestabilización del gobierno democráticamente elegido de Bashar Al Assad comenzó el año 2011, desde esa fecha tuvo que soportar no solo el asedio de estos grupos terroristas, sino también de las sanciones, los bloqueos y las asfixias económicas por parte de EEUU, Israel, y paradójicamente de Turquía y Qatar, países islámicos.
Tras la caída del gobierno de Bashar Al Assad, hoy grupos terroristas, bajo la égida Abu Muhammad Al Julani, masacran a la población; queman sus árboles de Navidad, someten a musulmanes, sunitas, shitas, alauitas, cristianos etc., acciones que son características de los grupos terroristas como Al Qaeda y Frente al Nusra, donde pertenece Abu Muhammad al Julani, cabeza por la cual hasta hace poco Washington pedía 10 millones de dólares como recompensa y que hoy al haberse convertido en su marioneta, el terrorista buscado pasó a ser el “gobernante” más “democrático y revolucionario”.
La columna vertebral del gobierno sirio durante la estadía de Bashar Al Assad ha sido sostenida gracias al apoyo de Rusia e Irán, por lo tanto, acusar y decir que ambos países abandonaron a Damasco es una falacia, pues Al Assad durante casi 14 años ha sido asistido por la Guardia Revolucionaria de Irán y el ejército ruso.
La próxima guerra de EEUU mediante su actor de teatro (Volodimir Zelensky) contra Rusia y el genocidio de la entidad sionista en Palestina han hecho que Moscú y Teherán no logren asistir completamente a Damasco.
Un gobierno sin legitimidad nunca logrará la gobernabilidad, si bien ahora el territorio sirio está en manos de marionetas, la unidad del pueblo sirio está seriamente afectada, en donde ni siquiera occidente junto a algunos emiratos del golfo podrán unificarla, por ello el liderazgo de Al Assad era una media que lograba articular los intereses de todos los estratos sociales y étnicos de la región.
Hoy, turcos, kurdos, árabes, musulmanes, sunnitas, shiitas y alauitas no logran encontrar la integración en torno al Estado sirio como tal, siendo esta una señal del quebrantamiento de esta zona entre los grupos de interés prooccidentales.
El panorama para la mayoría de los sirios es preocupante frente a los grupos que están alineados en función de sus intereses con EEUU e Israel, pues aun siendo ellos los testigos de las intromisiones y las violaciones de los derechos humanos —producto de los bombardeos —, estos grupos “heroicos y libertarios” se hacen de la vista gorda, guardando un silencio muy bien disciplinado respecto al genocidio (más de 45.700 palestinos asesinados) que la entidad sionista perpetra en Gaza, Cisjordania y el Líbano.
Mientras erróneamente intentan sostener un “gobierno” de naipes frente a la posible guerra civil y pugnas de poder, sus “aliados” se van apropiando de sus tierras, como el régimen israelí que ahora está en posesión de territorios más allá de los Altos del Golán, así como Washington se va frotando las manos para controlar los oleoductos que pasan por Siria y usar estos territorios para entrenar a más terroristas cuyo derrotero final es desestabilizar Irán, China y Rusia.
Por: Roberto Chambi Calle/
