En 2013, Bolivia aprobó la Ley 348 para combatir la violencia contra las mujeres. Esta ley fue un gran avance, pero ahora en 2024 es momento de mejorarla para que proteja a todas las víctimas de violencia dentro de la familia, sean hombres, mujeres, niños, adultos mayores o personas con discapacidad.
Es cierto que las mujeres sufren la mayor parte de la violencia por parte de sus parejas, pero no podemos ignorar que también hay hombres que son maltratados física, psicológica y económicamente por sus esposas u otros familiares. Una ley justa tiene que defender a todas las víctimas por igual, sin importar su género.
Si se reforma la Ley 348, no sólo debe incluir los diferentes tipos de violencia intrafamiliar, sino también fortalecer las formas de prevenirla, proteger a las víctimas y castigar a los agresores.
“Es bueno reconocer que algo positivo que hizo la Ley 348 fue convertir el feminicidio en un delito especial. Tipificar quiere decir hacer de algo un delito con su propia definición y castigo. Esto ayudó a que los asesinatos de mujeres por ser mujeres ya no se escondan como simples homicidios, sino que se vean como un crimen aparte por razones de género. Hacer del feminicidio un delito especial fue un paso importante para dejar claro que la violencia contra las mujeres por su condición de mujer no se va a permitir. Pero aun así, necesitamos cambiar la ley para que realmente proteja por igual sin importar si son hombres o mujeres”.
De esta manera, se reconoce el logro previo de la ley respecto al feminicidio, pero se inserta como un punto aparte que no desvía el enfoque principal del artículo, que es la necesidad de una reforma integral para una ley más inclusiva que ampare a todas las víctimas de violencia familiar.
Necesitamos hacer más campañas en colegios, universidades y trabajos para enseñar a no ser violentos y resolver los problemas de forma pacífica desde pequeños. También se requieren más centros de acogida y procesos legales más rápidos para que las víctimas puedan denunciar sin miedo.
Lograr estos cambios en la Ley 348 no será fácil porque debemos cambiar ideas muy arraigadas en nuestra cultura que normalizan el maltrato. Pero es un reto que no podemos evadir si queremos tener una Bolivia en paz, donde todos los hogares estén libres de violencia, sin distinción.
Una ley renovada e inclusiva que ampare a cualquier víctima de violencia familiar, sea hombre, mujer, niño o adulto mayor, sería un gran paso hacia una sociedad más justa y respetuosa con los derechos de todos por igual.
Construir un país sin violencia requiere reconocer que todas las vidas valen lo mismo. Mejorar la Ley 348 puede marcar el inicio de una nueva era donde la violencia intrafamiliar no tenga cabida en ningún hogar boliviano.