Este 15 de mayo de 2024 se cumplieron 76 años de la Nakba (catástrofe en árabe) palestina, fecha en que fueron expulsados por la fuerza de sus tierras y propiedades más de 800 mil palestinos, mujeres, niños y hombres, 531 aldeas fueron destruidas, y más de 13 mil palestinos y palestinas fueron asesinados por las fuerzas sionistas, desde ese día más de 7 millones de refugiados aún siguen impedidos de retornar a sus propias tierras, aun teniendo el derecho al retorno.
La Nakba fue la ocasión en que Naciones Unidas favoreció la creación del Estado ilegítimo de Israel, promoviendo la limpieza étnica de Palestina en manos del proyecto colonial sionista, movimiento ideado por Theodor Herzl, cuyo libro El Estado judío, publicado en 1896, remarca la soberanía del supremacismo judío hacia el exterminio del pueblo palestino.
La Nakba no terminó en 1948, pues el proyecto sionista que permitió la fundación de un Estado exclusivamente judío dio paso a una Nakba mayor que continúa hasta nuestros días la destrucción sistémica de Palestina, porque, de acuerdo con esa lógica sionista, es absolutamente necesario erradicar a la población árabe nativa. (Illan Pappé)
Hace más de siete décadas que el régimen sionista israelí viene ejecutando una limpieza étnica, con la expansión de asentamientos ilegales y el robo de tierras, ya que controla más del 85 por ciento de los territorios palestinos y continúa sus actos de expansión mediante asentamientos y demolición de hogares, cuyo fin es la exterminación total de este pueblo.
Esta lógica de borrar a toda una población se está cumpliendo; pues ya fueron desplazados más de 1,5 millones de palestinos hacia Rafah, el último bastión de refugio en Gaza, desde el 7 de octubre de 2023, cuando se inició la Tormenta Al Aqsa, que revivió la causa palestina y puso nuevamente al mundo frente a la Palestina olvidada, momento en que el ente sionista ejecutó el genocidio contra el enclave costero y cegó la vida de 36 mil palestinos, en su mayoría mujeres y niños.
Desde que el ocupante israelí emitió órdenes de evacuar la ciudad de Rafah en el sur de la Franja de Gaza el 6 de mayo de 2024, aproximadamente 500 mil palestinos han sido desplazados; pues los bombardeos aéreos y la artillería están destruyendo viviendas tanto en el campo de refugiados de Yabalia como en la ciudad, lo cual ha provocado pánico entre miles de familias que no tienen lugar adónde ir, ni hay seguridad ni alto el fuego.
Palestina vive desde hace 76 años una historia de terror, porque somos testigos de cómo la población de Gaza es sometida a un genocidio, invasión del ente sionista, en su política de limpieza étnica, de expulsión, de apartheid, de judaización ante el pueblo palestino, que hoy enfrenta la peor crisis humanitaria, ante los ojos del mundo.
Desde que Israel cerró el principal paso fronterizo terrestre por el cual entra la ayuda y salen heridos y enfermos para recibir tratamiento fuera del enclave, las reservas de alimentos y combustible en Gaza son prácticamente nulas, por ende, el sistema sanitario está al borde del colapso, con más de 150 mil embarazadas que enfrentan terribles condiciones y riesgos de salud.
Hambre, miedo, desolación, el infierno para los miles de niños, de mujeres, de ancianos, quienes se encuentran en la desesperación en estos momentos en el enclave costero; mientras el deterioro moral e inhumano de senadores de Estados Unidos e Israel crece, como Lindsey Graham, quien incita a atacar la Franja de Gaza con una bomba nuclear, como hizo su país en 1945 en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, en Japón, para acelerar el fin de la Segunda Guerra Mundial.
La crueldad no tiene nombre, Israel invade con la ayuda de EEUU a cientos de miles de gazatíes que huyen sin poder ir a ninguna parte, pateando los escombros empapados de sangre de sus seres queridos esparcidos en un interminable círculo.
Existen épocas en que una invasión resume y abarca todas: en los 60 fue Vietnam; en los 80, el Apartheid sudafricano; en los 90, Yugoslavia, y hoy es Palestina, la causa de todas las causas; una lucha que también la estamos viendo en la revolución de millones de estudiantes universitarios, que están siendo arrestados por pedir el alto al fuego, los que continuarán de pie, al igual que no podrán poner fin a la Resistencia Palestina, pues 76 años de lucha y resistencia son un paradigma para la humanidad frente a los actos criminales de un ente barbárico e irracional.