La valentía, el coraje, la audacia, en la defensa a sangre y fuego en la lucha contra el colonialismo español, fue lo que destaca el rol protagónico de grandes mujeres en la historia e independencia de Bolivia, quienes de una u otra forma han creado un modelo épico para las mujeres en el mundo.
Una de ellas es la heroína aymara Bartolina Sisa, quien no solo presenció el descuartizamiento público de su esposo Túpac Katari en 1781, sino que un año después fue asesinada al ser amarrada de los pies a un caballo y arrastrada hasta morir; sin embargo, su presencia y legado queda reflejado en las luchas actuales, siendo declarado el día internacional de la mujer indígena en honor y homenaje a su gran revolución que continúa hasta el día de hoy.
Al mismo tiempo, destacar el rol protagónico de la generala Juana Azurduy de Padilla, quien luchó en las guerras y batallas de la independencia sudamericana cuando se realizó la sublevación en el Alto Perú en 1809, viendo morir a sus hijos en la dureza de la causa guerrillera contra el yugo colonialista español.
En esa misma línea, se distingue una de las más rememoradas batallas por la independencia de Bolivia, la que transcurrió desde 1809 hasta 1825 que fue protagonizada en la histórica colina de San Sebastián, precisamente por las mujeres de Cochabamba, las “Heroínas de la Coronilla” que lucharon y perecieron el 27 de mayo de 1812, cuando el general español José Manuel de Goyeneche volvió a Cochabamba para extinguir las últimas llamas de la resistencia.
El holocausto y el sacrificio de las mujeres heroicas de la Coronilla emanan nuevamente su descripción, quienes estuvieron lideradas por Manuela de Gandarillas, que al grito de “no hay hombres”, movilizó junto a Manuela Rodríguez Terceros, esposa de Esteban Arce, a las mujeres valientes para enfrentar al enemigo, en vista de que los hombres se habían rendido, algunos de ellos permanecieron en sus casas y muchos otros pretendían establecer el diálogo con el colonialismo español.
Mientras, la resistencia del pueblo quedó en manos de las mujeres, quienes armadas de su valía, de machetes, palos, piedras, algunos fusiles y tres cañones, enfrentaron el asedio y el saqueo de los soldados de Goyeneche, quienes no solo usurparon sus tierras, sino también sus domicilios, y ante esa arremetida, se atrincheraron en la colina de San Sebastián, en el lugar conocido como “La Coronilla”, donde resistieron por espacio de más de tres horas, tal cual lo relata Pacho O’Donnell en su libro El grito sagrado.
La valentía y el coraje de estas heroínas hoy cumple 211 años, quienes prefirieron morir con honor y gloria antes de rendirse al enemigo, eligieron la muerte en vez de la humillación, es ese espíritu patriótico que ellas personifican, el amor a su tierra, a la enfrenta del pueblo, a la defensa de su Pachamama, a su identidad, es lo que queremos destacar; pues muchas de ellas eran vendedoras del mercado, mártires anónimas que dieron su vida, su sangre por defender a su Patria, y fueron capaces de sustituir a los hombres en la batalla, como también en parte lo describe el texto de Nataniel Aguirre, Juan de la Rosa.
El legado de esa valentía viene personificado y recobra firmeza en las mujeres, que hoy luchan y continúan defendiendo el proceso de cambio, las que también conforman la Confederación de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa”, protagonistas de la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia, quienes defienden la dignidad de las mujeres campesinas, indígenas y originarias para alcanzar una participación equitativa de la mujer en todos los espacios, en el marco del chacha warmi, como concepto equitativo de género; pues es el único mecanismo para liberar las mentes de la opresión, la ignorancia y alcanzar la verdadera libertad.
Porque existe un despertar de los pueblos del Abya Yala, aquellos que por más de 500 años fueron sometidos al colonialismo y al genocidio europeo, aquellos que a través de sus mártires erigieron la plurinacionalidad en sustitución del supremacismo, el racismo, la discriminación, la violencia, y todo eje del mal que vaya en contra de la autodeterminación y la reivindicación identitaria de los pueblos originarios, donde el papel protagónico de la mujer recobra posesión; revolución que continúa en el Estado Plurinacional de Bolivia como referente ante el mundo, en la lucha y en la defensa de la Madre Tierra contra el neocolonialismo imperialista.