El mundo está experimentando cambios significativos en diversos aspectos, a veces de manera acelerada, y muchos de nosotros no nos damos cuenta completamente de lo que está sucediendo ni de las dimensiones y alcances de estos cambios, así como del papel que Bolivia juega en este contexto.
En primer lugar, estamos presenciando un cambio en el orden mundial, de uno unipolar a otro multipolar. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido el principal protagonista de un orden mundial unipolar, tratando de mantener su hegemonía a través de diversas acciones, como invasiones, apoyo a dictaduras, financiamiento de grupos terroristas, embargos económicos y el uso de armas nucleares, así como imponiendo sanciones económicas.
En la actualidad, otros países, encabezados por China, están mostrando un desarrollo económico y político que rivaliza con el de Estados Unidos. Si esto se concreta, la pesadilla de Estados Unidos podría convertirse en realidad y China podría desbancar su sistema unipolar. Solo para tener una idea de la magnitud del poderío chino y de otros países asociados, en 2022 el comercio con África alcanzó los 282 billones de dólares, con Latinoamérica y el Caribe llegó a 430 billones y con Rusia a 190 billones. Para ponerlo en perspectiva, la economía de China representa actualmente el 18.48% del PIB mundial.
Por otro lado, los países conocidos como BRICS, que incluyen a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, han pasado de ser considerados “países en desarrollo” a ser actores de creciente importancia en el escenario mundial. Además se han creado organizaciones interregionales e iniciativas como la Franja y la Ruta (BRI), también conocida como la Nueva Ruta de la Seda, impulsada por China. Esta estrategia tiene como objetivo mejorar la conectividad y la cooperación entre varios países mediante la construcción de infraestructura terrestre y marítima.
Estos cambios no se limitan solo a aspectos económicos. China ha obtenido logros diplomáticos significativos, como su papel de mediador en el conflicto entre Arabia Saudita e Irán, demostrando así su influencia a nivel internacional. Además China fue el único país que presentó una propuesta de 12 puntos para lograr la paz entre Rusia y Ucrania.
El conflicto entre Rusia y Ucrania ha acelerado la transición hacia una matriz energética menos dependiente de recursos no renovables y más enfocada en fuentes de energía más limpias, con menores emisiones de carbono, para detener el deterioro del clima y el medio ambiente. Países como Bolivia, Chile y Perú, que poseen recursos como el litio, estarán en una posición ventajosa, ya que el valor de estos recursos aumentará en los próximos años.
En este contexto, las acciones del presidente Luis Arce Catacora cobran sentido. Consciente del creciente poderío de China y los países BRICS, ha fortalecido las relaciones no solo en el ámbito económico, que es su fortaleza, sino también en políticas de cooperación internacional que serán beneficiosas para Bolivia a largo plazo. En cuanto a la transición hacia una matriz energética más limpia, el impulso hacia la extracción y posterior industrialización del litio coloca a Bolivia en el camino para convertirse en una potencia mundial. Bolivia cuenta con una de las mayores reservas de litio del mundo, un recurso valioso codiciado por muchos países. Por tanto, el presidente Arce ha acelerado la construcción de plantas de extracción y está adquiriendo maquinaria para iniciar el proceso y atender todos los detalles involucrados. Además ha fomentado el uso de automóviles eléctricos y ha inaugurado surtidores de electricidad gratuita durante un año para los usuarios.
En previsión de los posibles conflictos derivados de todos estos cambios y la situación política y económica mundial, se han tomado medidas desde el inicio del mandato del presidente Arce. Se han creado plantas de industrialización de alimentos, silos de acopio y se ha incentivado la agricultura y la producción nacional, todo ello con el objetivo de proteger a la población de las posibles consecuencias de la guerra, la pandemia de Covid-19 y las acciones desesperadas de otros países.
Luis Arce se adelanta a su tiempo al darle a Bolivia un papel relevante en el mundo, ya no como un mero invitado, sino como un protagonista. Es posible que muchos no comprendan esto en la actualidad, pero se hará evidente en el futuro cuando las acciones de hoy respondan a un contexto mundial amplio, no solo a lo que sucede en nuestro país. Las nuevas generaciones, especialmente aquellas que han crecido en un mundo con barreras más difusas gracias a la tecnología, podrán apreciarlo mejor. A los demás nos corresponde ampliar nuestro criterio y tratar de ver más allá de lo evidente.
