En la coyuntura política que vivimos se especula bastante sobre la unidad, bloque de unidad y alianza libre, acordada por los políticos de la derecha fascista neoliberal con la finalidad de sacar al MAS-IPSP del gobierno —como sea— en las elecciones generales del 17 de agosto de 2025.
Unidad censurada por unos, porque los que se unieron representarían a las minorías políticas que no hicieron nada bueno por Bolivia estando en los diferentes gobiernos, así como por sus antecedentes de golpistas y enemigos de la democracia, al extremo de que algunos políticos los calificaron de oposición miserable y sin posibilidades de ganar dichas elecciones. Aplaudida por otros, porque creen que ellos solucionarían las crisis que atraviesa el país, harían desaparecer al Estado Plurinacional, privatizarían todas las empresas estatales, y recuperarían la democracia y la libertad. Realidad que hace saltan las preguntas: ¿Es lógico que se unan minorías perdedoras sin militancia para vencer a la mayoría?, ¿se puede recuperar la democracia viviendo en democracia? y ¿es posible recuperar la libertad practicando el libertinaje?
Dicha unión, a simple vista, se puede ver que es el fruto del miedo que tienen los mentados políticos de ser derrotados por el MAS-IPSP —que representa al 90% del pueblo— en las referidas elecciones, y del terror de ser procesados, detenidos y sentenciados por los delitos que cometieron durante el golpe de Estado y gobierno de facto de Jeanine Añez, por la detención de Luis Fernando Camacho quemando el edificio del Ministerio Público —entre otros— y ocasionando cuantiosos daños económicos al Estado y sociedad en general. Unirse por ese miedo es peligroso desde el punto de vista psicológico, porque genera sentimientos y energías negativas que podrían provocar enfermedades mentales, delirios de persecución y hasta la locura, porque generalmente los derrotados reaccionan como fieras heridas al perder lo que querían. El miedo no es ninguna virtud.
A las personas que se así se unen, sin tener ideas geniales ni políticas patrióticas, sino por la desgracia de ser minorías perdedoras sin posibilidades de éxito, que sienten en su fuero interno la inferioridad frente a los políticos que siendo mayoría ganan las elecciones, y presienten día y noche que si no se unen fracasaran, el pueblo que es el soberano en política, los denomina HUAYQUEADORES viendo que uniones de esa naturaleza son similares a la unión y ataque despreciable y horrible de las hienas al rey León, que nadie ve gozosamente o ni quiere ver. Por eso, los perdedores huayqueadores son mal vistos, rechazados y hasta despreciados por la mayoría de los hombres y mujeres en todo el territorio boliviano, peor si los políticos sin futuro político se unen para sacar del gobierno al MAS-IPSP como sea, como si fuera enemigo; peor todavía, si tal unión obedece a intereses personales, conforme prueban las tensiones y distanciamientos entre ellos publicitadas cotidianamente con pruebas de su pasado nefasto —no se ve bien tal unión, se mire con el cristal con que se mire—. Esa unión está condenada al fracaso, porque los políticos sin militancia no podrán ganar nada. El hecho de que por alguna razón —no por casualidad— se dice que el hombre es un animal político, no justificará nunca que tales políticos tengan la conducta de las hienas.
En teoría y en la realidad, lo lógico es que las minorías se unan a las mayorías y/o o los perdedores a los ganadores, ya que el fin de unión —que es un valor moral y político— es siempre por el BIEN COMÚN —no por el bien personal o de grupo—; en consecuencia, la unión que nos ocupa no es ninguna virtud, al contrario, se estrella completamente contra las cuatro virtudes cardinales explanadas por Platón: la sabiduría, la fortaleza, la templanza y la justicia. En consecuencia, no constituye ningún valor, porque es totalmente contrario a lo que nos enseña la Axiología y el vivir bien dentro de una sociedad política y jurídicamente organizada.
Además, no se puede creer que los políticos que se unieron puedan pensar igualito el uno al otro por el bien de Bolivia, teniendo criterios distintos e intereses personales, como lo demuestra el simple hecho de no tener un solo plan ni programa de gobierno para el próximo quinquenio, que con argumentos sólidos y rígidos exponga con claridad meridiana, como cambiar el modelo económico actual, hacer desaparecer al Estado Plurinacional, implantar el federalismo para dividir Bolivia, solucionar las crisis que atraviesa el país, privatizar las empresas estatales, recuperar la democracia, recuperar la libertad para que los delincuentes no sean perseguidos por la ley ni sean sancionados y sigan cometiendo delitos. Eso nomás señala que tal unión está predestinada al fracaso.
En conclusión, se puede ver que tal unión es un “bleff” y no servirá para nada; en ese sentido conviene leer “LA NADA” del filósofo alemán Martin Heidegger, y el PODER DE LAS PALABRAS de Mariano Sigman, para que tales políticos no sigan gritando desde ahora —presintiendo su derrota— ¡habrá fraude en las próximas elecciones!
Por: Armando Aquino Huerta/