La Revolución alfarista en Ecuador tuvo lugar entre 1895 y 1897. Fue liderada por el general Eloy Alfaro, quien buscaba impulsar una serie de reformas políticas, sociales y económicas en el país.
Alfaro, junto con un grupo de militares y civiles, se levantó en contra del gobierno conservador con el objetivo de promover un cambio radical en Ecuador, basado en principios como la secularización del Estado, la separación Iglesia-Estado, la educación laica y la modernización del país.
La Revolución alfarista se desarrolló en varias etapas y enfrentó numerosas batallas y conflictos armados en distintas partes del Ecuador. El 5 de junio de 1895 las fuerzas alfaristas lograron tomar el poder en Quito, poniendo fin al gobierno conservador. Eloy Alfaro asumió la presidencia ese mismo año y comenzó a implementar sus reformas.
Durante su gobierno, Alfaro estimuló una serie de cambios significativos, como la promulgación de una nueva Constitución, la creación de la Ley de Matrimonio Civil, la Ley de Divorcio, la Ley de Registro Civil, la Ley de Educación Laica, entre otras reformas progresistas.
Este proceso histórico marcó un periodo de transformación política y social en Ecuador, y su legado sigue siendo relevante en nuestra historia.
En la Revolución alfarista varias mujeres jugaron roles importantes y participaron activamente en varios aspectos del movimiento. Ya que la historia las ha invisibilizado, recuperamos brevemente sus aportes para hacerles justicia.
Ana Paredes fue una figura influyente en la Revolución, apoyó activamente las ideas y acciones alfaristas, alentando la participación femenina en el movimiento y promoviendo los ideales de justicia social y equidad.
La manabita Filomena Chávez de Duque, de profunda participación, es la que irradió a la provincia de Manabí y al país con su grito: “¡Que viva Alfaro carajo!”. Sofía Moreira de Sabando apoyó económicamente a los luchadores alfaristas en el contexto revolucionario.
Cómo no resaltar la lucha de Matilde Huerta Centeno, que fue por decreto, en diciembre de 1895, la primera mujer en trabajar en el Estado como participante en correos.
Muchas otras mujeres fueron parte de este proceso histórico, apoyaron los ideales alfaristas con su compromiso y lucha por la igualdad y la justicia.
Cerramos este breve recorrido con María Gamarra, la coronela Joaquina Galarza, Felicia Solano, Leticia Montenegro y Rosa Villafuerte de Castillo. Aunque son muchas más, en su memoria recuperamos los ideales alfaristas, hoy más vigentes que nunca.