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Alexandra Noelia Velásquez Chávez

Legalidad o clandestinidad

En el actual escenario político de Bolivia, el Movimiento Al Socialismo-IPSP (MAS) se enfrenta a una encrucijada crucial. La división interna entre los seguidores de Evo Morales (evistas) y los partidarios del presidente Luis Arce (arcistas) ha generado tensiones que amenazan con desestabilizar no solo al partido, sino también al país.

La reciente aprobación de leyes en la Asamblea Legislativa ha puesto de manifiesto la brecha creciente entre arcistas y evistas. Los evistas, aferrados a una visión del pasado, parecen más interesados en preservar su influencia que en colaborar por el bien común.

La capacidad del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, para convocar sesiones de la Asamblea Legislativa es un punto clave en esta pugna, en su desesperada oportunidad de aprobar leyes para las elecciones judiciales busca aliados opositores para obtener los dos tercios o la mayoría; y no es una alianza reciente ya que anteriormente para ser presidente del Senado buscó a la oposición para este fin.

La proclamación de Evo Morales tras el fallido congreso del MAS-IPSP (ala evista) resalta la persistencia de su figura en la política boliviana y las continuas divisiones dentro del partido, mientras Morales busca consolidar su liderazgo y volver al poder bajo declaraciones de  “Por las buenas o las malas voy a ser candidato” anunciando un “baño de sangre” en caso de no ser candidato; se le olvida que está inhabilitado por opinión consultiva, fallo del TCP y por la residencia de 5 años ante esta negativa de una postulación futura amenazan con marchas, bloqueos con la intención de desestabilizar la gobernabilidad del actual gobierno. El MAS enfrenta el desafío de reconciliar sus fracciones internas para presentar un frente unido en las próximas elecciones. Este episodio refleja la complejidad y las dinámicas cambiantes de la política boliviana, donde el pasado y el presente continúan en un constante diálogo de poder y resistencia.

Para que el MAS-IPSP siga siendo una fuerza relevante en la política boliviana, es esencial que se superen las divisiones internas. Los arcistas han mostrado disposición para el diálogo y la construcción de consensos, algo que los evistas deberían emular.

En el escenario electoral se plantean varias preguntas sobre el futuro del MAS-IPSP y de Bolivia. Por un lado, las políticas que marcaron el gobierno del MAS-IPSP, con un enfoque en el indigenismo y el socialismo del siglo XXI. Por otro lado, el liderazgo para enfrentar resistencia tanto dentro como fuera del partido, especialmente en un contexto donde las demandas de cambio y renovación son cada vez más fuertes.

Bolivia necesita avanzar y para ello es necesario dejar atrás las disputas internas que solo sirven para dividir y debilitar. La visión de Arce, enfocada en el desarrollo económico, la inclusión social y la modernización del país, es lo que Bolivia necesita en este momento crucial. La resistencia al cambio, el caudillismo y la insistencia en políticas del pasado no harán más que perpetuar el estancamiento y la inestabilidad.

La facción arcista del MAS-IPSP busca la unidad dentro del partido, esto es esencial, pero esta unidad debe estar basada en un compromiso con el avance y el bienestar del país, no en la preservación de intereses personales o sólo de una facción. Es momento de que todos los miembros del MAS-IPSP, evistas y arcistas por igual, armen y se unan en torno a una agenda común de desarrollo, así como de prosperidad para todos los bolivianos.


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