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Esteban Ticona Alejo

Libro sobre el intelectual aymara Roberto Choque Canqui

El pasado 18 del pasado mes, en el auditorio del Museo de Etnografía y Folklore (Musef), se presentó el libro Roberto Choque Canqui, primer historiador aymara (1940-2020), del joven historiador aymara Hebert Layme Pacosillo.

Hebert Layme nos acerca a Roberto en sus diferentes facetas, como su lugar de nacimiento y sus primeros años de vida, sus primeros oficios en la ciudad de La Paz, su actividad académica y docente —sobre todo en las carreras de Historia y Antropología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA)—, su producción intelectual, como el haber sido funcionario en la administración pública en el Musef y como primer viceministro de Descolonización en 2008. Por supuesto nos pinta su militancia en el movimiento anticolonial katarista e indianista.

Tuve el privilegio de comentar juntamente con la politóloga e historiadora Reina Gonzales. Al ingresar al Musef recordé varios momentos vividos con Roberto —nuestros encuentros y diálogos fueron en este espacio cultural—, como la presentación de libros, seminarios, coloquios y actividades similares.

Hace cinco años que nos dejó Roberto y seis años su querida compañera Cristina. Precisamente un 17 de julio de 2020 Ruwirtuxa wiñay markaparuwa sarawayxi, o Roberto se fue a su pueblo eterno, como decimos en el mundo aymara.

Se han hecho varias semblanzas de la vasta producción intelectual de Roberto. Pero el escudriñamiento de Hebert Layme es el mejor balance general y muy necesario para las personas interesadas y para las nuevas generaciones.

Testimonió algunos pasajes de mi larga amistad con Roberto Choque. Lo conocí en el Archivo de La Paz, yo aún era estudiante de la universidad. Había oído hablar de él como parte de la primera generación de aymaras post 1952 que lograron ingresar a los estudios superiores. Roberto fue el primer aymara que estudió Historia en la UMSA, en la ciudad de La Paz.

En otra ocasión me enseñó su investigación más emblemática Sublevación y masacre de comunarios de Jesús de Machaca, editada modestamente en pocos ejemplares en 1979 por el área de Antropología del Instituto Boliviano de Cultura (IBC). Este manuscrito fue publicado como La masacre de Jesús de Machaca por el Centro Chitakolla en 1986.

A raíz de este acontecimiento cruel, perpetrado en 1921, le conté sobre la versión oral que recogía de las y los comunarios de Jesús de Machaqa. Un tiempo después emprendimos con Xavier Albó (+), Félix Layme (+) y Roberto la tarea de publicar cuatro tomos denominados Jesús de Machaqa, la marka rebelde. El primero es Cinco siglos de historia (2003), escrito por Roberto Choque; el segundo es Sublevación y masacre de 1921 (1996), investigaciones por Roberto Choque y Esteban Ticona. El tercero La lucha por el poder comunal (1997), escrito por Esteban Ticona y Xavier Albó; y el cuarto Las voces de los wak’a, de Astvaldur Astvaldsson (2000).

Fue la ocasión para compartir nuestros trabajos. En Sublevación y masacre de 1921, la mitad del libro es la pionera investigación documental de Roberto, y la otra parte es la versión oral que recogí de las comunidades de Jesús de Machaqa. La presentamos en Sullkatiti-Qhunqhu, la mitad del territorio de la marka de Jesús de Machaqa. En la ocasión Roberto explicó a las y los comunarios y asistentes algunos pormenores de su inquietud de investigar sobre la sublevación citada y cuán difícil fue hacerlo sin apoyo institucional.

Roberto, a pesar de su formación de historiador, siempre intentó desmarcarse de esa visión tradicional y elitista que estudia el pasado. En esta línea emprendió con su esposa, Cristina, el trabajo de campo antropológico y sociolingüístico. El resultado de esta incursión es su libro Pablo Zarate Willka y la rebelión indígena, publicado en 2017.

En varias ocasiones nos vimos en Jesús de Machaqa, tenía un autito que lo llamaba “mi k’añaskitu”, que le permitía viajar a varias provincias, tomar fotos y hablar en aymara con las y los comunarios.

Recuerdo que Roberto apreciaba muchísimo los libros, porque eran sus herramientas de trabajo en la investigación y fue otra manera de relacionarse con disciplinas como la Antropología, la Sociología, la Ciencia Política y la sociolingüística. Hablamos en alguna ocasión de qué le gustaría hacer con su biblioteca y me dijo: “Me gustaría que se conservara y sirva a las nuevas generaciones aymaras y de personas interesadas en temas indígenas de nuestro país”; aunque siempre pensaba que viviría varios años más. Hace poco el actual director electo de la carrera de Historia de la UMSA, Ramiro Fernández, me comentó que habían recibido de la familia de Roberto una parte de su biblioteca como donación al Archivo de La Paz.

El trabajo de Hebert es un inicio de conocer más a Roberto Choque. Pero esta investigación nos abre a nuevos retos, como instalar la cátedra Roberto Choque, la publicación de sus obras completas, en la que coincidimos con Reina Gonzales. Phisqa maraw chhaqtawayxi jach’a jilata Robertoxa. Amtawipaxa, qillqawipaxa k’ajaskakiwa.

¡¡¡¡¡Jallalla Roberto Choque Canqui!!!!!

Por: Esteban Ticona Alejo/


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