Todo lo dicho por los golpistas, durante el golpe de Estado de 2019, gobierno de facto de Jeanine Añez, paro de 36 días en Santa Cruz por la mentira del Censo para el 2023, la aprehensión y detención preventiva de Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz, las especulaciones mentirosas sobre la crisis económica, el adoctrinamiento político, la malla curricular, entre otras, divulgadas profusamente a nivel nacional e internacional, fracasaron porque no lograron dar el golpe de Estado planificado; mejor dicho, los golpistas hablan por demás, porque al articular palabras y gritar para darse a entender el 99% de las bolivianas y bolivianos no les cree.
Cuanto hablan, dicen cumplir lo resuelto en los cabildos políticos, donde no deliberaron nada y no fueron avalados por las autoridades electorales, conforme al Art. 11. II. 1 de la CPE y los Arts. 35 al 38 de la Ley del Régimen Electoral; es decir, lo hecho y dicho en todos los cabildos no vale nada, porque no son vinculantes por mandato de la Ley, pero los golpistas hablando por hablar, hablan por demás mintiendo cínicamente.
Prueba de que los golpistas hablan por demás es la mentira difundida por todos los medios de comunicación a su alcance, diciendo que fue secuestrado Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz; cuando la realidad y las leyes prueban que fue legalmente aprehendido y detenido, tan es así que los tribunales que conocieron sus apelaciones y acciones de libertad ratificaron su detención preventiva en Chonchocoro, descartando el referido secuestro.
Otra prueba de que hablan por demás es qué con bombos y platillos exigieron una Ley de amnistía en un plazo de 30 días para la liberación de Luis Fernando Camacho y de todos los presos políticos de Bolivia; pero hasta hoy no presentaron su proyecto de Ley. ¿Por qué será no? Al parecer porque se dieron cuenta —después de hablar— de que es contrario a la Constitución y carece de respaldo legal.
Hablando por demás dijeron impulsar activamente un proceso constitucional para revocar el mandato al presidente Luis Arce, pero sus mismos adláteres lo rechazaron por impertinente, absurdo y porque podría “salirles el tiro por la culata”. Siempre hablando por demás, dicen: “Luchamos por la democracia”, ignorando que las bolivianas y bolivianos recuperamos la democracia mediante las elecciones generales del 18 de octubre de 2020 —cuando fueron derrotados los golpistas—. “Antes de abrir la boca, piénsalo”.
Sin cansarse de hablar por demás, gritando dicen luchar “contra el gobierno dictador”; desconociendo que Luis Arce Catacora es, presidente constitucional y legítimo por haber ganado las elecciones de 2020 con el 55,11% del electorado, lo cual podían saber leyendo los periódicos —sin leer libros—, porque los que leen mucho, no tienen tiempo para hablar. El grito más poderoso del hombre es cuando calla, porque su silencio dice la verdad.
Hablando como se tiene dicho, dicen “luchamos por la libertad”, sin darse cuenta que viven en total libertad —y libertinaje—, por eso cometen delitos casi todos los días hablando hasta por los codos, creando más desconfianza en el pueblo, creyendo que hablar mucho es de inteligentes, por ello se desesperan por hablar incongruencias e incoherencias como los referidos —entre otras—.
Solo falta que digan que dar golpes de Estado, matar y lesiones a las personas, incendiar edificios públicos y obligar al pueblo a parar, bloquear y no trabajar es Derechos Humanos.
Si hablaran y gritaran en aymara, quechua o guaraní, tal vez puedan hacerse creer y entender —pero no saben—, entonces seguirán hablando por demás y mejor será callar, porque “antes de hablar, hay que pensar”, pero pensar no es fácil, se sabe que muchos tardan en estrenar su cerebro; por ello razonando subliminalmente se dice: “Nunca digas a tu mejor amigo, lo que no quieres que sepa tu peor enemigo”.
Al respecto conviene leer La palabra, de Irving Wallace, para darse cuenta que no se puede ni se deben pronunciar palabras en vano, y LA PALABRA DE DIOS que en Romanos 3. 14. dice: “Su boca está llena de maldición y de amargura”. Ojalá no se convierta en tradición hablar por demás; porque las palabras mentirosas publicitadas viralmente trastrocando los valores tienen tal poder que pueden engañar al pueblo.