En la Casa de la Libertad donde se firmó el Acta de la Independencia del Alto Perú —hoy Bolivia—, en la sesión de honor del domingo 6 de agosto, los golpistas que actuaron como autores intelectuales, autores materiales, cómplices, encubridores, o apoyando al golpe de Estado de 2019 y gobierno de facto de Jeanine Añez, faltando el respeto a la memoria de los próceres de la independencia y a patriotas que dieron su vida por una Bolivia independiente.
Viendo a “indios” e “indias” —como ellos dicen— con ponchos y polleras, gritaron públicamente y reiteradas veces “Liberen a Camacho”, sin justificativo legal alguno, sin sonrojarse ni mostrar ningún arrepentimiento. Acto censurable, repudiable, abominable, reñido con la moral y las buenas costumbres; burlándose así de sus víctimas de las masacres, ejecuciones sumarias, racismo, discriminación, 38 asesinatos, lesiones gravísimas, miles de detenidos arbitrariamente —entre ellos, exvocales del Tribunal Supremo Electoral y de los Tribunales Departamentales Electorales—, de sus víctimas del paro de 36 días impuesto en Santa Cruz que causó un daño económico de aproximadamente $us 140 millones, y todas las víctimas de otros delitos cometidos con odio, racismo y discriminación de público conocimiento.
Burla humillante, porque BURLA es la: “Acción, ademán o palabras con que se procura poner en ridículo a alguien o algo”, conforme al Diccionario de la lengua española, que —no cabe duda— nace de sus mentes y corazones que destilan odio y desprecio, porque no aceptan que los aymaras, quechuas y tupi-guaraníes elegidos democráticamente gobiernan el país, los gobiernos departamentales y municipales —no aceptan ni respetan al vicegobernador de Santa Cruz elegido por ellos democráticamente—. Con esos gritos estaban alabando y elogiando los delitos cometidos por Camacho y lo estaban glorificando, queriendo hacer creer que Camacho es víctima y no victimador; cometiendo así, en plena Casa de la Libertad, “Apología pública de un delito” tipificado en el Art. 131 del Código Penal.
Además, ese acto de gritar pública y repetidamente “Liberen a Camacho” constituye delito de “instigación pública a delinquir” tipificado y sancionado en el Art. 130 del Código Penal; porque las autoridades que estaban presentes en tan solemne sesión no tienen la atribución, facultad, ni competencia para ordenar la libertad de Camacho —ello solo puede hacerlo el juez, que no estuvo en dicha sesión—; consiguiendo así que con esos gritos se instigue en plena Casa de la Libertad a que los presentes cometan los delitos de “Resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes” y “Favorecimiento a la evasión” tipificados en los Arts. 153 y 181 del Código Penal.
Resultando así que, no hay dudas, los golpistas se burlen de sus víctimas; porque su soberbia les hace creer que son más importantes y poderosos que todos, y que sus víctimas no tienen derechos de ninguna clase y no merecen respeto; ignorando que las víctimas de los golpistas tienen el derecho de pedir y exigir que los golpistas les resarzan los daños y perjuicios que les causaron conforme a la Ley 1970 del Código de Procedimiento Penal.
Burla que podrían explicar con mayor profundidad los médicos, psicólogos y psiquiatras, analizando el cinismo, la idiocia y la necedad para evitar polémicas. Al respecto, la Biblia en 1 San Juan 2. 11. dice: “Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos”; sin perjuicio —imaginando el mal de las palabras— conviene leer Los versos satánicos de Salman Rushdie; porque no se puede tolerar burlas de esa naturaleza.