Ante las recientes acusaciones contra los golpistas pidiendo 30 años de privación de libertad por los delitos cometidos en Senkata y Sacaba en 2019, así como por los delitos cometidos durante los 36 días de paro que causó un daño económico de aproximadamente $us 140 millones.
Además, la acusación contra Luis Fernando Camacho Vaca por el delito de resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes por delegar funciones a su secretario y no a su Vicegobernador firmando el Decreto Departamental 373; dichos golpistas soberbios creyéndose dueños de la verdad y todopoderosos, se declararon en emergencia volviendo a gritar ¡persecución política! para hacer creer que nunca cometieron delitos, presintiendo un fracaso más; porque intuyen que las leyes y la justicia los condenarán más temprano que tarde, porque LO HECHO NO PUEDE SER NO HECHO.
Dichos políticos fracasaron en: su paro por el censo en 2023 sí o sí, sus “cabildos” ilegales que no valen nada porque no son vinculantes por imperio del Art. 11.1 de la CPE y 35 de la Ley del Régimen Electoral; su oposición al proyecto de Ley 280 de Fortalecimiento a la Lucha contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas porque muchos golpistas habían sido socios del Banco Fassil, intervenido por hechos de corrupción; también fracasó su amenaza de la “Ley de amnistía” para liberar a 200 supuestos presos políticos, por ser una estúpida idea; al igual que su amenaza del “proceso revocatorio”, por ser imposible y porque los 206 votos que eligieron a Fernando Larach como presidente del Comité Cívico de Santa Cruz no sirven para revocar a nadie; igualmente fracasaron en su intento de impedir que los “collas” —como ellos dicen— festejen el aniversario del departamento de La Paz en el Cambódromo el sábado 29 de julio; fracasó también su Ley departamental 98 porque la Sentencia Constitucional 0076/2023 la declaró inconstitucional. Si a ello añadimos que siempre perdieron en las elecciones generales, no hay duda de que los golpistas son incapaces de darse cuenta de que el 95% de los bolivianos, entre ellos sus propios correligionarios, ya no les creen. Pero vuelven a amenazar con nuevos conflictos sociales basados en la mentira, la manipulación, desinformación y la soberbia rayana en el cretinismo, diciendo “queremos que nos dejen ser y nos dejen hacer”, “el próximo 13 de noviembre… redefiniremos nuestra relación con el Estado”.
Solo falta que publiquen en nombre del pueblo —como siempre lo hacen— una resolución que diga: todos los golpistas somos inocentes, ningún juez ni tribunal podrá juzgarnos, consiguientemente, no responderemos por nuestros delitos —y otras estupideces parecidas—; creyéndose —por supina ignorancia— miembros de una raza superior llamada “camba” y consiguientemente patrones de Bolivia.
Ante esa realidad, los golpistas desean e invocan desesperadamente la unión, para ganar las elecciones generales de 2025 y evitar la cárcel, ignorando que la unión de fracasados podría empeorar su situación, porque nadie votaría por los maestros del fracaso, aunque se esmeren en hacer creer que ellos son los salvadores de Bolivia; ni qué decir si desde que las organizaciones sociales están en el poder, siempre perdieron las elecciones generales y seguirán fracasando, porque se han convertido en modelos del fracaso; aunque se inventen nuevos conflictos políticos para dar un nuevo golpe de Estado.
En conclusión, por los fracasos referidos —entre otros— y los delitos que cometieron, probados por todo lo que publicaron los medios de comunicación y las redes sociales, se ve que LOS GOLPISTAS SON PROTOTIPOS DEL FRACASO, y ya debían ser aprehendidos, imputados, procesados, detenidos preventivamente, enjuiciados, sentenciados y llevados a las cárceles con el “debido proceso”, porque no hay ley que los salve. Así, Bolivia sin golpistas estaría más unida que nunca, porque ya no se escucharía decir: “Los collas deben irse de Santa Cruz”, “Bestias humanas indignas de ser llamadas ciudadanos”, “Sin Santa Cruz Bolivia se muere de hambre”.
