Hace unos días, un empresario propuso, frente a la población boliviana, establecer tasa cero al Impuesto al Consumo Especifico (ICE) para algunas bebidas alcohólicas nacionales.
Al respecto, debemos recordar que en Bolivia se aplica el ICE a bebidas alcohólicas que contribuyen al desarrollo nacional, por lo cual es fundamental analizar las razones económicas, sociales, comerciales y de salud pública que justifican mantener este impuesto.
El ICE sobre bebidas alcohólicas tiene una función más allá de la recaudación fiscal, busca desincentivar el consumo excesivo de alcohol. Estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han demostrado que los impuestos a productos alcohólicos son una de las medidas más efectivas para reducir el consumo nocivo que está asociado con problemas de salud como enfermedades hepáticas, accidentes de tránsito y violencia. Por tanto, quitar este impuesto podría facilitar el acceso al alcohol, incrementando los riesgos para la salud pública y yendo en contrasentido de las recomendaciones de organismos internacionales.
Asimismo, el ICE es una fuente importante de ingresos para el Estado Boliviano, estos fondos son destinados a programas sociales, educación, salud y desarrollo; proponer su eliminación podría reducir significativamente los recursos disponibles para áreas prioritarias.
La estructura tributaria debe ser equitativa y eficiente, por ello el ICE se basa en el principio de capacidad económica, el cual determina que los impuestos deben ser proporcionalmente más altos para aquellos con mayor capacidad económica, y se aplica a bienes específicos como cigarrillos, tabaco, alcohol y automóviles, los cuales contribuyen al fisco para disuadir su consumo.
El Estado Plurinacional de Bolivia se encuentra adherido a la Organización Mundial del Comercio (OMC) mediante el Protocolo de Adhesión N° 14, que se firmó el 15 de abril de 1994 y entró en vigor el 1 de septiembre de 1995. Este protocolo establece los compromisos y obligaciones de Bolivia dentro del marco de la OMC, incluyendo la implementación de las normas y acuerdos de la organización, y entre estas se encuentra el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) que, entre sus principios, se encuentra el trato nacional.
El principio de trato nacional es fundamental en el comercio internacional porque se refiere a la obligación de un país de tratar los productos, servicios y derechos de propiedad intelectual de otros países de la misma manera que trata a los nacionales, una vez que estos han ingresado al mercado interno. En caso de incumplir dicho principio, puede generar reclamos de otros miembros de la OMC. Esto podría derivar en el mecanismo de solución de controversias y Bolivia tendría que ajustar políticas o regulaciones al extremo de imponer sanciones comerciales, como aplicación de aranceles adicionales o restricciones a las exportaciones bolivianas. Además, podría dificultar la negociación de futuros acuerdos comerciales y la participación en el comercio internacional de manera más general.
La promesa que el empresario le hace al pueblo boliviano sobre implementar la tasa cero del ICE en Bolivia es irresponsable y cae en la desinformación, ya que no solo debe considerar los intereses del sector productivo, sino también los efectos sociales, económicos, comerciales y de salud pública. El mantener este impuesto no solo garantiza una fuente crucial de ingresos fiscales, sino que también promueve el consumo responsable, protege la salud pública y hace prevalecer el principio de trato nacional en el comercio internacional.
Proponer tasa cero del ICE es una medida para conseguir popularidad apelando a los anhelos y esperanzas de un sector especifico, es un claro acto de demagogia y demuestra un total desconocimiento de los principios que rigen al sistema multilateral del comercio internacional.
La Paz/AEP