En el marco del reciente análisis llevado a cabo por Moody’s sobre la calificación de la economía boliviana, surgen inquietudes que demandan una evaluación detallada.
Sin embargo, es imperativo abordar de manera exhaustiva los aspectos que no han sido debidamente considerados en este informe y que brindan una perspectiva más equilibrada de la situación económica del país.
Para empezar, el enfoque adoptado por Bolivia en su Modelo Económico Social Comunitario Productivo merece un reconocimiento más amplio. Este modelo ha sido meticulosamente diseñado para priorizar el bienestar y la estabilidad económica de las familias bolivianas, lo que se ha traducido en indicadores alentadores como la estabilidad de precios, la reducción del desempleo y la pobreza, y la promoción de la diversificación económica en sectores clave.
Además es fundamental subrayar el compromiso firme del Gobierno nacional con la seguridad alimentaria, energética, sanitaria y la protección social. Estos pilares son fundamentales para elevar la calidad de vida de la población y fortalecer la capacidad del país para hacer frente a desafíos económicos y sociales.
El informe de Moody’s parece pasar por alto las proyecciones de crecimiento para Bolivia, las cuales se fundamentan en la implementación de nuevos proyectos y la expansión de industrias dentro del marco del plan de industrialización con sustitución de importaciones. Este enfoque estratégico no solo impulsa un crecimiento inclusivo y sostenible, sino que también refleja un compromiso claro con la diversificación económica.
Además, la recuperación robusta del mercado laboral y el compromiso constante y responsable de Bolivia con el pago de su deuda externa son indicadores que reflejan la solidez y estabilidad de la economía boliviana, aspectos que no han sido debidamente reconocidos por Moody’s en su evaluación.
Por otro lado, las medidas concertadas entre el Gobierno y el sector privado han generado un clima de certidumbre financiera y económica que contradice las afirmaciones de Moody’s sobre desequilibrios fiscales y externos. Estas acciones conjuntas demuestran un compromiso sólido con la estabilidad y el crecimiento económico a largo plazo.
Es fundamental destacar que las preocupaciones de Moody’s sobre la gobernabilidad y la división política deben contextualizarse dentro de los esfuerzos continuos del gobierno del presidente Luis Arce para aplicar políticas económicas que protejan la recuperación y el fortalecimiento de la economía en medio de un entorno político desafiante.
Asimismo, la preocupación expresada por Moody’s sobre las necesidades de financiamiento a corto y largo plazo no toma en cuenta adecuadamente las medidas recientes implementadas para fortalecer el sector exportador y mitigar las presiones financieras, lo que sugiere una visión más optimista de la situación financiera del país.
En esa línea, si bien es importante tener en cuenta las preocupaciones planteadas por Moody’s, la calificación otorgada no refleja completamente la realidad económica de Bolivia. Un análisis más completo y equilibrado debe considerar los esfuerzos y logros del país en su camino hacia un crecimiento sostenible y equitativo.