Encuéntranos en:
Búsqueda:

Claudia Miranda Díaz

Masacre de Pucarani

La masacre de Pucarani sucedió en el departamento de La Paz (1935), durante el gobierno de José Luis Tejada Sorzano (1934-1936) —quien derrocó a Daniel Salamanca, presidente electo por voto calificado, para el período 1931-1935 —.

Pucarani es un municipio en la provincia Los Andes del departamento de La Paz, se constituye en la capital de esta provincia. El departamento de La Paz cuenta con 20 provincias: Los Andes, Abel Iturralde, Aroma, Bautista Saavedra, Camacho, Caranavi, Franz Tamayo, Gualberto Villarroel, Ingavi, Inquisivi, José Manuel Pando, Larecaja, Loayza, Manco Kapac, Muñecas, Murillo, Nor Yungas, Sud Yungas, Omasuyos y Pacajes.

Nuestra primera Constitución Política del Estado de 1826 señala en su Artículo 11, parágrafo 5º “Todos los que hasta el día de hoy han sido esclavos y por lo mismo quedarán de derecho libres, en el acto de publicarse la Constitución; pero no podrán abandonar la casa de sus antiguos señores, sino en la forma que una ley especial lo determine”. Respecto al derecho de “ciudadanía”, este mismo texto constitucional determina en su Artículo 14, parágrafo 4º “tener algún empleo o industria, o profesar alguna ciencia o arte. Sin sujeción a otro en clase de sirviente doméstico”.

Por consiguiente, la República fundada en 1825 no trajo consigo ninguna transformación a favor de los indígenas, la esclavitud a la que estaban sometidos durante la Colonia —abolida teóricamente en la Constitución de 1826—, continúo. En la práctica su situación de pongo y mitani se mantuvo hasta el siglo XX;   y como los indígenas no tenía profesión u oficio —tampoco sabían leer y escribir— su derecho ciudadano estaba coartado  —al igual que el de las mujeres: indígenas, mestizas o criollas—.  La ciudadanía estaba destinada solo a los varones mayores de 21 años, que supieran leer y escribir, y contaran con bienes patrimoniales, esto se traducía en “voto calificado” de una minoría de la población.

Como resultado, en la República, los indígenas solo cambiaron de amos, de los anteriores colonos  —durante la colonia—, pasaron a servir a los criollos convertidos en hacendados y curas —durante la República—; esta relación de explotación hacia los indígenas ocasionó una permanente rebelión por parte de ellos.

Es en este contexto, sucedió la Guerra del Chaco (1932-1935); “la Guerra del Chaco se había dado para los indios y los obreros. Los parias, que nunca gozaron de derecho alguno, ahora se ven abrumados por obligaciones; la patria, que nunca les dio nada, les obliga ahora a ofrendar sus vidas en defensa de la soberanía nacional. Una vez diezmados, los adolescentes y los ancianos, aquellos que por su temprana o avanzada edad no pertenecen a aquel anfiteatro macabro, son llevados al frente, a seguir rindiendo su vida para una causa que desconocen y no entienden…”, escribió Willy O. Muñoz (Muñoz, 1986).

En diciembre de 1934, el presidente Tejada Sorzano decretó la movilización de todos los bolivianos en edad de prestar el servicio militar para enlistarse a la Guerra del Chaco.

En 1935, se produjo la masacre de Pucarani, ante la negativa indígena de ir a la Guerra del Chaco (la Guerra del Chaco culminó el 12 de junio de 1935), por sus condiciones de explotación y falta de ciudadanía.

Al culminar la Guerra del Chaco, la situación de los entonces denominados “indios” cambiaría sustancialmente. Su traslado masivo de todo el territorio nacional al frente de guerra permitió su encuentro con la población urbana, mestiza  —y hasta criolla— en ese centro de combate, lo que generó una conciencia nacional que derivó en la ‘Revolución del 52’. Todos los logros que alcanzaron en esa Revolución les permitieron: de  indios pasar a denominarse campesinos; contar con educación rural para aprender a leer y escribir; obtener su derecho ciudadano a votar en elecciones, aunque aún no su derecho a ser elegido, que llegaría después en el año 2006, al fundarse el Estado Plurinacional de Bolivia.


Imprimir   Correo electrónico

Ahora El Pueblo logo

Búsqueda