“Perder el norte” es una expresión utilizada cuando en alguna parte del camino nos damos cuenta de que nos hemos desviado, haciendo alusión al mecanismo de una brújula que, por la fuerza magnética, siempre nos señala el norte.
Otra cosa sería decir “el norte nos perdió”, haciendo alusión a que el Imperio se quedó sin nuestros recursos naturales, sin nuestro venerado litio, sin nuestro oro, sin nuestro uranio, sin nuestra agua, sin nuestra cultura, sin nuestra soberanía.
Los acontecimientos que se suscitan en el país, a modo de déjà vú, otra vez ponen en vilo la paz social que nos acompañó tanto tiempo. Sabíamos que el periodo electoral iba a despertar lo peor de alguna gente, pero en esta coyuntura más que un despertar parece una bomba atómica de esas que arrasaron a pueblos enteros en Japón.
En estas condiciones, lo que preocupa en la pérdida del norte, con “bombazos” altamente peligrosos, es que no está pasando en la derecha, que es el enemigo natural de los pueblos, sino en las filas de lo que se podría llamar la línea progresista, el Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) y sus antiguos y nuevos militantes. La carrera electoral ha tirado por la borda, en menos de un año, lo que costó décadas construir: el Instrumento Político de los Pueblos. Pero para aclarar un poco más expondremos algunos puntos importantes:
A partir de 2022, Evo Morales decide empezar a cuestionar la gestión de gobierno de “su” presidente, Luis Arce Catacora, bajo el argumento de que este sería el traidor del Proceso de Cambio, adjetivo puesto sin ninguna aclaración sobre la presunta traición.
A partir de ahí la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) se fragmenta en subbancadas oficialistas, el “ala evista” y el “ala arcista”, bajo la incipiente gestión del presidente nato de la Asamblea, el vicepresidente del Estado, David Choquehuanca.
Esta división en las filas de la bancada mayoritaria generó un bloqueo en la aprobación de leyes que deberían poner en vigencia contratos que garantizan la inversión pública, pero además el ingreso de divisas a las arcas del Estado –claro que no es la única fuente, pero sirve para evitar procesos de “crisis”–.
Ya en 2023, a propósito de la elección de directivas en las Cámaras de la ALP, el “ala evista” pacta con las bancadas minoritarias de derecha con el objetivo de que Andrónico Rodríguez sea nuevamente elegido presidente de la Cámara de Senadores; pacto totalmente innecesario, ya que el “ala arcista” también proponía su reelección. Esta situación puede ser considerada como el inicio de la derechización del “ala radical/evista” y, en consecuencia, la consolidación de la ruptura en las filas del MAS.
Para 2024, definida la nueva directiva del MAS-IPSP, se da una pelea encarnizada por mantener vigente la Personería Jurídica, ante el peligro de perderla por la tozudez del expresidente Morales, cuyo objetivo era hacerse nombrar único candidato del Instrumento Político más grande en la historia del país. Las decisiones jurídicas intervienen y reconocen a la nueva directiva, dándole a esta la responsabilidad de la conducción y la proclamación del candidato presidencial para las elecciones de 2025.
Está claro que esto dio lugar al divorcio definitivo de las alas oficialistas, no solo en la ALP, sino también entre la militancia. Evo Morales se proclama único candidato sin sigla y en el MAS-IPSP empieza la competencia interna por quién tendría la aprobación de las organizaciones sociales, dueñas históricas del Instrumento Político.
En las filas evistas se da paso a la fragmentación entre “evistas” y “androniquistas”, aparentando una pugna interna poco creíble para algunos, pero para otros expuesta como una esperanza de posible unidad. Sin embargo, Rodríguez, leal siempre a la escuela evista, cierra toda posibilidad y decide irse como una tercera opción, que en realidad resulta ser una estrategia más de Evo Morales para retornar al poder a través de su pupilo ya previamente derechizado.
Pero nuestras organizaciones sociales no quedan atrás en este enredo. Ante la decisión del presidente Luis Arce de no continuar en la carrera electoral, deciden proclamar candidato a un tercero como medida desesperada ante el cumplimiento de plazo para inscribir candidaturas como parte del proceso establecido en la Convocatoria a las Elecciones Generales 2025.
Podemos asegurar que, de uno y otro lado, estos puntos pueden ser cuestionados, negados o, mejor aún, ampliados. Esperemos que así sea y se retome el debate político y recuperemos el norte de nuestra acción revolucionaria que debería empezar con el reconocimiento de que el verdadero enemigo es la derecha, nacional e internacional, que se agranda con nuestro trajín desviado pensando que el candidato define el proceso, cuando es el proceso el que hace definir a la candidata o al candidato. El peligro está ahí, y nos falta poco tiempo para enfrentarlo. Nuestros recursos naturales están en riesgo de ser expropiados y no por el socialismo que nunca gobernó, sino por una derecha trasnochada que ya estuvo en el poder y nos enseñó que no nos garantiza salir adelante.
Por: Veronica Navia Tejada /