La Historia la escriben los vencedores, son quienes imponen su verdad. Reescribirla con una mirada analítica, desde otra perspectiva, nos permite entender mejor el pasado que conocemos, el presente que vivimos y el futuro que construimos.
En una serie de columnas intentaremos rememorar “nuestra historia”, que fue ordenada tomando en cuenta conceptos “organizadores” como la división de la Historia en edades: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea —entre la Edad Antigua y Moderna se encuentra el Renacimiento—; en dos eras: antes de Cristo (a. C) y después de Cristo (d. C.); por continentes: Asia, África, Europa, América, Oceanía y Antártida; por jerarquías políticas: Occidente-Oriente-Oriente Medio; Norte-Sur; Viejo Mundo-Nuevo Mundo; Primer Mundo-Tercer Mundo; países desarrollados-subdesarrollados-en vías de desarrollo; americanos-latinoamericanos.
¿Quiénes son los vencedores que escribieron y continúan escribiendo la Historia? Los imperios de turno según cada época.
La Historia empieza a ser narrada desde la aparición de la escritura (hace más de cinco mil años en Sumeria, parte sur de la antigua Mesopotamia, cerca del Golfo Pérsico, actual Irak y Siria). Aquí nos referimos a una parte de la organización de la Historia: la Prehistoria.
La historia clásica nos enseña que la Prehistoria empieza desde la aparición de los primeros seres humanos (hace dos millones 500 mil años) hasta el surgimiento de la escritura; y que se divide en dos grandes períodos: la Edad de Piedra y la Edad de los Metales; a su vez, la Edad de Piedra se divide en tres períodos: el Paleolítico, Mesolítico y Neolítico; en tanto que la Edad de los Metales se divide también en tres períodos: la Edad de Cobre, Bronce y Hierro.
En cambio, la historiografía nos permite reflexionar sobre la Prehistoria desde una perspectiva distinta. La Historia no es lineal ni homogénea, la cronología de los hechos no es similar en todo el planeta, los individuos no habitaron paralelamente todos los lugares, ni hablaron la misma lengua; descubrieron la escritura —como la conocemos ahora— en diferentes tiempos históricos, por lo que el ordenamiento de la historia clásica es de alguna forma arbitraria.
En la Prehistoria encontramos como el primer imperio del mundo al mesopotámico, nacido hace cinco mil 500 años y desaparecido en el año 539 a. C. —Edad Antigua— al ser conquistado por el Imperio persa; se divide en cinco períodos: Sumerio, Acadio, Babilónico, Asirio y Neobabilónico. Al haberse descubierto en Mesopotamia la escritura se registra como la lengua más antigua la sumeria. Sumeria se encuentra en el actual Irak.
En Mesopotamia fundaron ciudades-Estados, vivían del regadío; no se registran castas ni estratificaciones, existían diferencias según la posición económica. El descubrimiento sumerio de la rueda fue un avance para el desarrollo de la Humanidad, la escritura surgió ante la necesidad de comunicación en las grandes ciudades y templos que construyeron, como Babilonia.
El fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia continúa en debate, ya que civilizaciones muy antiguas como la de los incas y mayas en América, o los Zimbabue y el Imperio de Ghana en África, los Jemeres en Asia, solían ser consideradas parte de la Prehistoria porque no tenían escritura; sin embargo, contaban con vida urbana y sociedades complejas que les permitirían ser calificadas como parte de la Edad Antigua.
Puede señalarse a la Prehistoria como una categoría de trabajo, que organiza las sociedades primitivas, cuya existencia carecía de condiciones mínimas en comparación a la civilización humana actual y que podríamos resumirlas en: socialización, aglomeración en ciudades, y fundamentalmente el cambio de su hábitat de nómada a sedentario.
¿Será casualidad que tanto Irak como Siria, cunas de la primera civilización mundial, hayan sido devastadas por alianzas imperiales vigentes del siglo XX y XXI?