Desde que Benjamín Netanyahu formó su gobierno hace 100 días ya ha asesinado a más de 100 palestinos.
Estaba claro e incluso era esperado que este gobierno arrastraría la situación de la región al borde de la guerra. Netanyahu ve la guerra como su única salida a la profunda crisis política interna en que está sumido y la utiliza para distanciarse de una hipotética entrada en prisión por los cargos de corrupción que tiene pendientes y que, inevitablemente, lo llevarán a la cárcel. Sus reformas constitucionales han causado un gran revuelo en Israel; las multitudinarias manifestaciones sociales en protesta por estas enmiendas exigiendo que no fueran aprobadas y la insistencia de la extrema derecha y de Netanyahu para aprobar estas reformas, son un indicador de la preocupación de Netanyahu e incluso de su miedo a entrar en prisión en caso de que caiga su gobierno.
Netanyahu tiene interés en la escalada. Tras los sucesivos golpes, él sabe perfectamente que no tiene salida para tratar de restaurar la situación de erosión interna de su gobierno, no le queda otra salida que encontrar una amenaza externa y una guerra para restablecer su popularidad con el pretexto de exponer al Estado de Israel a un peligro existencial.
Los posibles escenarios de la agresión israelí son, en primer lugar y lo más probable, Gaza que es un deseo israelí; en segundo lugar, en varios frentes en el caso de que esto se les imponga: Gaza, el sur del Líbano y el Golán sirio. En tercer lugar, Irán bombardeando reactores nucleares y otros objetivos.
Las evidencias de la próxima guerra en la zona son claras a tenor de la llamada y el tamaño de la convocatoria de reserva del ejército y confirman la inminencia de una gran acción militar contra Gaza, incluyendo la restauración de la política de asesinatos contra líderes palestinos allí en los días posteriores a las festividades judías.
La convocatoria que hizo el sábado pasado Netanyahu al líder de la oposición, Lapid, a la sesión informativa de seguridad en presencia de altos líderes militares, pone en evidencia que Netanyahu está tratando de confirmar el apoyo de la oposición a una escalada militar. Otra evidencia de ello es el viaje a Estados Unidos que hizo Lapid el pasado lunes y donde, según se ha informado, se recibirá a Netanyahu a finales de abril.
Estados Unidos envió el submarino “USS Florida” que ingresó en la región recientemente y comenzó a cruzar el Canal de Suez y capaz de transportar hasta 154 misiles de crucero Tomahawk. Según declaraciones estadounidenses, el submarino fue enviado para ayudar a la Quinta Flota de EEUU a difundir la seguridad y la estabilidad marítimas en la región.
Netanyahu les dijo a los jefes de los asentamientos en la frontera de Gaza que su gobierno está trabajando abierta y secretamente contra Gaza, les advirtió de una acción militar inminente contra Gaza. Todos estos indicadores empujan hacia la certeza de una acción militar importante e inminente allí. Esta información es el resultado de lo que se ha filtrado y que confirmaría que el gobierno de ocupación ha informado a algunos países sobre su intención de llevar a cabo una acción militar en Gaza.
El primer ministro israelí Netanyahu cree que la agresión militar en la Franja de Gaza es su salvador político, objetivo de la operación militar (logro político, restauración de la disuasión, cambio de las reglas de combate, salvar las apariencias). Por lo tanto, la puerta a las posibilidades de escalada está abierta, la naturaleza y el alcance de dicha agresión dependerán del techo de agresión permitido por los Estados Unidos y la medida en que este pueda apoyar a Israel en los foros internacionales.
Israel quiere usar la máquina de matar para aterrorizar al pueblo palestino. Hacen falta unas posiciones internacionales proactivas para evitar que estos crímenes se cometan contra el pueblo palestino inocente, particularmente en Gaza. El pueblo palestino esta vez no aceptará el sesgo de algunos países hacia la posición del estado ocupante, que le brindará una protección inaceptable al reclamar su derecho a una falsa legítima defensa a pesar de que es un estado de apartheid, agresión, ocupación, crimen y sitio.
Si la entidad ocupante piensa que posee el poder y que puede resolver el conflicto a su favor pensando que nuestro pueblo levantará la bandera blanca o se rendirá y que renunciará a sus inalienables derechos nacionales, se equivoca y no ha estudiado bien la historia. No hay duda sobre el derecho al retorno, la autodeterminación y el establecimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén Oriental como su capital; de nada vale la fuerza ante la voluntad del pueblo, las prácticas bárbaras contra nuestro pueblo palestino no darán fruto. No es solo un conflicto entre la ocupación y los fieles, sino que es nuestra lucha por el pasado, el presente y el futuro.
La máquina de matar israelí no resolverá el conflicto.