La demonización al gobierno legítimo del presidente sirio Bashar Al Asad, mediante incursiones terroristas y campañas mediáticas de desprestigio por los medios hegemónicos, apoyados por Al Qaeda, Daesh y liderados por el grupo Takfiri Hay’at Tahrir al Shams (HIS), a quienes se los denomina “rebeldes” sirios, nuevamente está llevando a ataques a gran escala en las provincias de Alepo, Hama e Idlib, que bajo la capa del sionismo y obedeciendo el guion de EEUU hoy mascullan convertir a Siria en escombros al igual que pasó con Libia, Irak, Afganistán y ahora Gaza y Cisjordania.
El objetivo de este ataque a su soberanía es claro: controlar el territorio sirio, convertirlo en un Estado fallido, explotar su petróleo y utilizarlo geopolíticamente de trinchera para seguir apropiándose de los territorios de Oriente Próximo bajo una bandera falsa y manchada de la sangre de más de 45.000 palestinos.
El 27 de noviembre, cuando empezó el alto al fuego en el Líbano, ahora violado por el régimen israelí, grupos terroristas takfiries lanzaron un ataque a gran escala en las zonas rurales de Siria, dejando al menos más de 200 asesinados, invasión que continúa y que fue condenada por Rusia, Irán, Cuba, Venezuela, Nicaragua; así como los Estados miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), rechazando el uso del terrorismo para dividir y destruir Siria.
Desde entonces, las fuerzas del ejército árabe sirio, SAA, se mantienen firmes en su defensa no sólo al gobierno de Al Asad, también al Eje de la Resistencia, inspirados por el martirio de líderes emblemáticos como del Seyed Hasan Nasralá, líder de Hezbolá, Yahya Sinwar, líder de Hamás y el General Qasem Suleimani de la Guardia Revolucionaria de Irán, entre otros. La República Árabe Siria ha tenido que enfrentar y soportar la invasión de EEUU, Israel y sus aliados por más de 13 años.
Recordemos que los grupos terroristas como el ISIS (Daesh, en árabe), Al Qaeda, Frente al Nusra: los Takfiries fueron los causantes de los desastres humanitarios más grandes en oriente próximo y el mundo, siendo paradójicamente un problema para la sociedad internacional por la ola de atentados terroristas, quienes fueron creados por EEUU; tal cual lo señaló Donald Trump cuando manifestó que Obama y Hillary Clinton son sus “cofundadores”.
Benjamín Netanyahu, al no poder aniquilar a Hamás, en Gaza, y a Hezbolá en el Líbano, ha intensificado su agresión contra la República Árabe Siria, reviviendo a los grupos terroristas, los que han cometido no sólo los crueles asesinatos (degollamientos) en vivo y directo; sino también actos de lesa humanidad sembrando el caos y la muerte en los territorios de Irak, Siria, y países del mundo.
Hoy, estos terroristas, de Hayat Tahrir al-Sham, muchos de ellos antiguos miembros de Al-Qaeda, están utilizando las mismas tácticas reminiscentes del Estado Islámico, como por ejemplo la reciente decapitación de un soldado sirio, la cual se filmó en vivo.
Los titulares de los medios hegemónicos pro occidentales, como la BBC, CNN, The Washington Post, The New York Times, El País, El Clarín; etc., continúan nombrando a los terroristas como “rebeldes”, glorificando sus incursiones violentas como legales y legítimas, sumándose a ello la censura de cadenas informativas como las que se realizó en la plataforma Google a la Agencia Árabe Siria de Noticias (SANA), la agencia nacional y oficial del Estado sirio, reflejando con ello la guerra mediática contra el gobierno de Bashar Al Asad.
La operación Tormenta Al Aqsa, del 7 de octubre de 2023, dirigida por Hamás, destruyó la imagen del dominio estadounidense-israelí en Asia Occidental, y para revivir su aparente supremacía es que nuevamente realizan esta campaña de terror regional, resurgiendo el terrorismo en Siria, en medio del genocidio y limpieza étnica en la Franja de Gaza, donde al presente se tiene un saldo de 45.000 asesinados, siendo que el 70% en el norte continúa bajo escombros; y su extensión en el Líbano, donde fueron asesinadas más de 3.000 personas.
Sin embargo será Siria, con el apoyo de Rusia, Irán y los países del Eje de la Resistencia, el que más temprano que tarde logrará la victoria final, pues defender a Siria es defender la soberanía, el derecho internacional y la autodeterminación de los pueblos; no hacerlo es ser cómplice del terror y los terroristas, en donde sólo impera la ley de los salvajes y los bárbaros.
La Paz/AEP