En un mundo en crisis, del cual nuestro país no es ajeno, las diferentes variables económicas muestran un panorama complejo y no se avizoran mejoras en el corto ni mediano plazo, por lo que es imprescindible preservar aquellas que aún mantienen signos de estabilidad, como es el caso del sistema financiero nacional.
La incidencia de la escasez de la moneda extrajera en el sistema financiero que, al contrario de algunos comentarios que tratan de magnificar el malestar de algunas personas, muestra que los depósitos se han incrementado. ¿Cómo explicamos esto? La respuesta no deja de ser simple, la participación de la moneda extranjera en el sistema financiero es menor con relación al boliviano, los depósitos son del 91,2% en moneda nacional (8,8% en moneda extranjera) con un crecimiento de 4,5 puntos porcentuales en los últimos dos años, la realidad es clara y este aspecto refleja un síntoma de la confianza de la mayoría de la población en el sistema financiero.
La escasez de divisas, sin lugar a dudas, está afectando la devolución de los depósitos en moneda extranjera, tanto de las cajas de ahorro, cuentas corrientes y los depósitos a plazo fijo (DPF), las cuales son atendidas de acuerdo a la disponibilidad de la moneda extranjera, en un escenario de sobredemanda de dólares. No obstante, como muestra la información emitida por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) en los últimos meses se efectúo la devolución de más de 1.028 millones de dólares y lo cierto es que las entidades financieras continúan con la devolución de acuerdo a su disponibilidad.
La idea del “corralito” en el sistema financiero es utilizada por la experiencia vivida por un país vecino hace más dos décadas (2001), pero que no se asemeja al contexto. Este reflejo de la idea planteada corresponde a una realidad diferente, puesto que, por las malas prácticas en la utilización de compras en el extranjero, utilización de cajeros en el exterior para obtener moneda extrajera y especular con divisas en nuestro país, así como el cumplimiento de algunas recomendaciones con relación a la legitimación de ganancias ilícitas, entre otras prácticas insalubres para el sistema financiero, provocaron que las entidades financieras, en el marco de sus políticas internas, apliquen medidas restrictivas y al mismo tiempo protectivas, no existiendo disposición alguna emitida por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) para restringir este tipo de compras.
En otros países de la región, problemas similares están relacionados con restricciones al acceso a divisas y la caída de flujos de inversión. Esto genera efectos en cascada sobre el comercio exterior, ya que muchas economías dependen de dólares para importar bienes esenciales, como alimentos y medicamentos. Además nos enfrentamos a dilemas económicos al intentar controlar la inflación, mantener tipos de cambio estables y financiar subsidios.
La Defensoría del Consumidor Financiero de ASFI mantiene su rol inequívoco de cumplimiento de la normativa en defensa del consumidor financiero, atendiendo reclamos en segunda instancia y propiciando espacios de conciliación voluntaria, por lo que no corresponde que existan afirmaciones como que sea parte de una “aventura confiscatoria” o que estaría “del lado de los bancos” ya que como se mencionó anteriormente existe la devolución de recursos en moneda extranjera y no se evidencia favoritismo alguno a las entidades financieras, a las cuales se sanciona de manera recurrente por incumplimiento normativo.
La confianza de la población en el sistema financiero se construye día a día, por lo que es preciso tomar conciencia y preservarla, ya que aún se mantiene estable. Su solidez no solo depende de las autoridades competentes, también es tarea de otros actores del entorno económico y social que, en algunos casos, en vez de contribuir con la salud financiera del mismo, pretenden minarlo, cual “coloso” a derribar.
La Paz/AEP