La reciente traición contra el gigante asiático, nos demuestra que los principios de lealtad son volubles, siendo reducidos a meros intereses personales que fulminan la paz en la zona y el mundo, no obstante que al momento de la redacción de estas líneas Prigozhin aceptó la propuesta del presidente de Bielorussia, Alexandr Lukashenko, de detener el movimiento de Wagner en Rusia y otras medidas para bajar la tensión, —según informó el servicio de prensa del presidente bielorruso— demostrándonos por enésima vez en la historia que los individuos por más fieles escuderos que sean pueden ser traidores.
“La puñalada” de Evgueni Prigozhin es una acción proterva contra la integridad del pueblo ruso y aun con su “arrepentimiento” no será el garante de la unidad ni la paz en pleno escenario de guerra contra occidente.
Maquiavelo en “El Príncipe” decía que “traicionar a los amigos, no tener fe, piedad ni religión no es una virtud”; —agregaba— que se podía conseguir la soberanía, pero no la gloria”, en tal sentido las acciones que tomó el jefe del Grupo Wagner son una felonía descarada frente a un gobernante que lo empoderó para salvaguardar la integridad de la Federación Rusa y no defenestrarlo.
Vladimir Putin, el sábado pasado como presidente y comandante en jefe, manifestaba que haría todo lo que esté a su alcance para defender el país, el orden constitucional, la vida, la seguridad y la libertad de sus ciudadanos y que “todos aquellos que tomaron deliberadamente el camino de la traición, que prepararon una insurrección armada, que tomaron el camino del chantaje y de los métodos terroristas, sufrirán el castigo inevitable”.
La guerra no es entre Rusia y Ucrania, sino entre Rusia y EEUU, la Unión Europea y sus “aliados”, quienes día a día van echando más leña al fuego, ya que la proxy war sostenida por Washington no solo se limita a esta zona; sino a lo largo y ancho del mundo, en donde los gobiernos obsecuentes como el ex actor devenido en presidente ahora —Volodímir Zelensky — siguen el guión al pie de la letra sin medir las consecuencias y las dimensiones que podría tener este para el mundo, pues Rusia anunció que está dispuesta a hacer el uso de todo el armamento necesario, incluido el nuclear.
El conflicto desatado no solo es por mantener la soberanía de Rusia sino por sobre todo luchar contra el nazismo ucraniano, que viene desde la Primera y Segunda Guerra Mundial, en las figuras de Dimitro Dontsov (Melitopol 1883, Montreal 1973), Fundador de la Teoría del Nacionalismo Integral, Stepán Bandera (Stari Uhríniv 1909, Múnich 1959), político nacionalista ucraniano de extrema derecha de la Organización de Nacionalistas Ucranianos llamado OUN-B y Yaroslav Stetsko (Tarnópol, Galitzia, Imperio austrohúngaro 1912, Múnich, Alemania Occidental 1986) servidor sumiso de los intereses estadounidenses en la zona; así por ejemplo este junto al Chiang Kai Chek fundó la Liga Anticomunista Mundial, él que reunió a muchos torturadores y colaboradores del régimen Nazi como Klaus Barbie (“El carnicero de Lyon”) implicado en el asesinato del “Che” Guevara en Bolivia.
Con el derrocamiento (“Euromaidán”, 2013-2014) de Víktor Yanukóvich de tendencia prorrusa y frente a un régimen impuesto en Kiev —producto del golpe de Estado— el Dombas y Crimea, manifestaron su repudio mostrando siempre su predisposición de pertenecer a Rusia, en tal sentido las milicias integracionistas se articularon para cometer actos criminales a quienes el “nuevo régimen” les otorgó la calidad de “Combatientes de la Independencia”.
Son justamente estas milicias del “nacionalismo integrista” de tendencia Nazi que el año 2022 planificaron el ataque al Dombas, territorio que ya antes había desconocido su pertenencia a Ucrania y que abogaba por un referéndum para formar parte del oso asiático.
La “puñalada” a la Federación Rusa agrava la situación, — ya de por sí difícil— frente a sus enemigos externos, pues no solo debe enfrentarse a occidente; sino a sus alfiles y gendarmes, quienes mediante sus acciones híbridas por todos los flancos posibles minan su soberanía.
Muchos cuando se trata de la guerra entre Ucrania y Rusia argumentan que es una cuestión que no interesa a la región, alegando que Latinoamérica tiene sus propias “guerras”, no dándole importancia a la trascendencia geopolítica, frente a algo que tarde o temprano llegará a la Patria Grande; más aún cuando el Continente tiene las mayores reservas energéticas (Agua, gas, petróleo o Litio) del planeta necesarias para la subsistencia de la humanidad, en esa línea; ¿Acaso las potencias respetarían la soberanía de la Patria grande?