El panorama político boliviano de cara a las elecciones presidenciales de 2025 se ha visto sacudido por la creciente tensión dentro de la coalición opositora al Movimiento Al Socialismo (MAS). Samuel Doria Medina, empresario y líder político con una larga trayectoria, se ha presentado como una figura clave en la oposición, con claros planes para tomar el liderazgo y encabezar la lucha por la presidencia en las próximas elecciones. Sin embargo, su reciente desacuerdo con Marcelo Claure, quien propuso la celebración de primarias digitales para definir a un candidato único de la oposición, ha revelado las diferencias de enfoque dentro de la coalición y ha dejado en evidencia las intenciones de Doria Medina de consolidarse como el líder principal del bloque opositor.
En declaraciones recientes, Doria Medina expresó su rechazo a la propuesta de primarias digitales, considerándola una opción “riesgosa”. Según el líder de la oposición, esta modalidad podría ser vulnerable a manipulaciones, lo que comprometería la transparencia del proceso y pondría en riesgo la legitimidad de la elección. En su lugar, Doria Medina ha sugerido que la oposición debería definir a su candidato a través de encuestas, una propuesta que considera más segura y confiable. Sin embargo, este enfoque también ha generado cuestionamientos, pues la dependencia de encuestas podría restar transparencia y dar pie a un proceso más controlado por los intereses de los principales líderes, en lugar de ser una selección democrática a través de un mecanismo abierto.
Este desacuerdo con Claure no es un simple desacuerdo técnico sobre cómo elegir al candidato. En realidad, refleja las ambiciones políticas de Doria Medina y su firme decisión de no depender de mecanismos que pudieran darle menos control sobre el proceso. Al rechazar las primarias digitales y abogar por un sistema de encuestas, Doria Medina parece estar construyendo una plataforma propia que le permitiría perfilarse como el candidato natural de la oposición, sin la necesidad de un proceso de selección interno que pudiera dejarle fuera o no ser favorable para sus intereses.
Además, Doria Medina ha sido claro en su intención de postularse nuevamente a la presidencia de Bolivia. A pesar de no haber logrado el objetivo en intentos anteriores, esta vez su mensaje es contundente. En diversas entrevistas, ha afirmado que está dispuesto a liderar la oposición para enfrentar al MAS y ofrecer una alternativa viable para el futuro del país. Esta postura se ha reforzado con sus comentarios en los que ha señalado que, si bien las primarias son una opción válida, el uso de encuestas para elegir al candidato le otorga mayor control y evita que otros líderes emergentes, como Claure, se posicionen como favoritos dentro del bloque opositor.
Este movimiento de Doria Medina no solo subraya sus ambiciones presidenciales, sino que también revela su estrategia para ganar terreno en la disputa por el liderazgo de la oposición. Al mantenerse alejado de las primarias digitales y abogar por un mecanismo en el que tiene más control, el empresario demuestra que está dispuesto a consolidarse como la figura central para los opositores al MAS, evitando cualquier tipo de competencia interna que pudiera restarle apoyo popular o político.
Mientras se acercan las elecciones de 2025, será crucial observar cómo se desarrollan los acuerdos dentro de la oposición. Doria Medina ha demostrado con su postura que está listo para asumir un papel protagónico en la contienda, buscando ser el líder indiscutido de un bloque que ha tenido dificultades para con- solidarse en el pasado debido a la falta de unidad. La pregunta es si logrará imponerse sobre otros actores como Marcelo Claure, quienes también buscan tomar las riendas de la oposición, y si esta división interna terminará favoreciendo al MAS o, por el contrario, permitirá que la oposición se reorganice para presentar una candidatura competitiva.
Por: Fernando Chuquimia