En el contexto de la gestión de recursos energéticos y su impacto económico, es esencial adoptar un enfoque estratégico y multifacético. Este enfoque tiene como objetivo garantizar la estabilidad del mercado de carburantes, contrarrestar las especulaciones y fomentar un desarrollo sostenible.
La sostenibilidad, en este sentido, no solo implica satisfacer las necesidades actuales, sino también proyectar la soberanía y la capacidad de generar recursos futuros. Mantener un beneficio estrechamente vinculado al desarrollo de la productividad es clave para impulsar el crecimiento. A continuación, se detallan las acciones y resultados a corto, mediano y largo plazo que buscan mejorar la eficiencia y sostenibilidad en la gestión de los carburantes y recursos hidrocarburíferos en Bolivia.
La situación actual de los carburantes en el país enfrenta un ataque especulativo de carácter político, que presenta la realidad con verdades a medias. Estos actores aprovechan las demoras logísticas causadas por problemas ambientales y bloqueos en las fronteras para provocar una demanda innecesaria. Su objetivo es fomentar una crítica destructiva que obstaculiza los procesos de gestión y genera incertidumbre.
En contraste, los datos sólidos muestran un panorama más estructurado y objetivo. Este se divide en cuatro acciones contundentes:
De forma inmediata: se compró diésel, que será descargado en puertos chilenos, lo que aliviará el mercado durante casi dos meses. Además, se adquirieron carburantes de Paraguay y Brasil. Se ha habilitado la liberación total de las importaciones de diésel para grandes consumidores, lo que no solo genera un ahorro significativo en la subvención, sino que también permite a quienes necesitan grandes cantidades de diésel utilizarlo de manera inmediata.
A corto plazo: se ha comenzado a trabajar en hacer más sostenible la subvención a carburantes que beneficia directamente a todos los bolivianos. Para ello, se ha optado por medidas efectivas que reduzcan la subvención en un 20% mediante la compra de 1,5 millones de barriles de petróleo. El objetivo es reducir los costos de la subvención y promover la sostenibilidad. Cada barril de petróleo crudo (159 litros) se procesa en las plantas separadoras de líquidos, produciendo aproximadamente de 85 a 90 litros de gasolina, de 25 a 30 litros de diésel, de 17 a 20 litros de jet fuel, entre otros aditivos.
A mediano plazo: se han establecido plantas de biodiésel que, además de reducir la subvención de carburantes, impulsarán la productividad agrícola. Estas plantas disminuirán los volúmenes de importación de combustibles líquidos en el mercado nacional y producirán un combustible más limpio y amigable con el medioambiente, que se mezclará con diésel fósil. La Planta de Biodiésel I, ubicada en la ciudad de Santa Cruz, tiene una capacidad máxima de producción de 1.500 barriles por día, lo que permitirá generar beneficios económicos, sociales y ambientales para los bolivianos. Además, reducirá la importación y la subvención estatal del diésel, asegurando así el suministro y la producción de este combustible.
A largo plazo: la inversión en exploración hidrocarburífera ha dado frutos significativos. Luego de más de tres años y medio de trabajo en un plan de exploraciones que contempla en cartera 49 proyectos, de los cuales 29 están en ejecución, se han logrado resultados concretos. En este contexto, el megacampo Mayaya Centro-X1 ha revelado la existencia de 1,7 trillones de pies cúbicos de gas (TCF), lo que asegura reservas para los próximos cuatro años. Las exploraciones continúan y se espera encontrar 7 TCF adicionales en el subandino norte.
Además, se siguen los trámites y se obtienen los permisos necesarios para avanzar con la fase de exploración del pozo Domo Oso-X3 (DMO-X3), ubicado en la provincia O’Connor, en Tarija. Este proyecto, que está fuera de la reserva de Tariquía, es la meta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y Petrobras, y se proyecta que contenga 2,8 trillones de pies cúbicos (TCF).
Este enfoque multifacético busca garantizar la estabilidad del mercado de carburantes, contrarrestando las especulaciones y promoviendo un desarrollo sostenible. La sostenibilidad se entiende como el desarrollo que satisface las necesidades actuales, mientras proyecta la soberanía y la capacidad de generar recursos a futuro.
Mantener un beneficio intrínsecamente ligado al desarrollo de la productividad es fundamental para generar crecimiento. Esto se logra haciendo más viable la subvención de la energía, que es esencial para las maquinarias y el transporte, y que contribuye a producir excedentes que se traducen en divisas y benefician a todos por igual.
Por: Martín Moreira