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Mahmoud Elalwani

Todo el mundo pide un Estado palestino excepto Israel

El 29 de noviembre de 1947, las NN.UU. votaron por primera vez a favor de la solución de los dos Estados en el territorio palestino, dividiendo el 56% de la superficie de Palestina para crear el Estado de Israel, el 42% para crear el Estado de Palestina y el 2% restante correspondía a la zona de Jerusalén bajo el patrocinio de las NN.UU.

Seis meses más tarde se declaró el Estado de Israel en el 78% de superficie de Palestina y fue reconocido en el acto por las grandes potencias y por la Comunidad Internacional, mientras que el reconocimiento del Estado de Palestina sigue en espera de que la Comunidad Internacional cumpla con su promesa, resultante de la votación en las NN.UU. en 1947.

Setenta y siete años hablando de la solución de los dos Estados que en realidad sólo es la solución de un Estado porque el Estado de Israel ya existe y es reconocido mundialmente, pero todavía falta reconocer el Estado de Palestina en el 22% de su superficie, según la resolución 242 del Consejo de Seguridad.

El 30 de enero de 2024 el canciller británico declaró que su país podría reconocer el Estado palestino, incluida su plena membresía en las Naciones Unidas para “avanzar en la solución de dos Estados”. Dichas declaraciones sonaron como un “regalo político” cuando fueron enunciadas. A continuación, el secretario de Estado estadounidense, Blinken, intervino rápidamente y, según se publicó, dio instrucciones a su ministerio para discutir posibles opciones para reconocer el Estado palestino. Hasta el momento no hay ninguna aclaración sobre la naturaleza de dicho Estado.

Estados Unidos fue quien formuló la expresión de “la solución de los dos Estados” en junio de 2002, por iniciativa de Bush hijo y junto al Primer Ministro británico de entonces, Tony Blair, que desempeñó el papel de “intermediario político” para promover esa “idea”. 

Para aclarar, Estados Unidos habló de un “Estado palestino” antes de la Conferencia de Madrid en 1991 y después de la Declaración de Principios en 1993 (Acuerdos de Oslo). La declaración de reconocer el Estado palestino no significa nada a menos que esté vinculada a tres hechos: el fin de la ocupación israelí, la eliminación de sus asentamientos en la Cisjordania ocupada y el reconocimiento de las fronteras del Estado palestino según la resolución 242 del Consejo de Seguridad. Todo carece de sentido mientras continúe la financiación, se siga armando a Israel y se proteja internacionalmente su campaña militar contra el pueblo palestino.

Una gran parte del mundo ve que el establecimiento de un Estado palestino es una garantía para la seguridad y la estabilidad de Israel y para el fin del largo y amargo conflicto, pero Israel ahora considera que este Estado es una grave amenaza para su seguridad y su futuro, a pesar de que anteriormente había afirmado ante el mundo que se adhería a la “solución de los dos Estados”. Resultó ser un truco sucio para perder el tiempo, pero algunos países lo creyeron.

Esta diferencia de posición entre Israel y casi el mundo entero refleja en gran medida el alcance del extremismo en la sociedad israelí, su alejamiento de la realidad y su elección de los peores escenarios, porque no establecer el Estado palestino conducirá a violencia e inestabilidad. Parece que el Israel actual prefiere los asentamientos y la ocupación. Israel quiere escribir la historia y dictar las condiciones y, entre otras cosas, Israel ha elegido la confrontación permanente.

Mientras que el pueblo israelí, su élite y su gobierno se nieguen a poner la idea en discusión, el conflicto supondrá una amenaza para la región. Por ello sus amigos y aliados deben tomar la iniciativa de frenarlo. Israel no puede permanecer tal y como está actualmente, tampoco sus amigos, ni sus aliados, ni el pueblo palestino porque el mundo está en constante y continuo cambio, la fuerza y la riqueza de hoy llegará un momento en que se agotarán.

Nos preguntamos si hay un despertar “moral” para corregir un largo camino colonial que comenzó en noviembre de 1917 con la Declaración Balfour británica, si se pretende trabajar en la elaboración de una hoja de ruta que afirme el derecho del Estado palestino a partir de las resoluciones de las NN.UU. o solamente se trata de una maniobra y un intento de hacer tiempo mientras dure esta guerra genocida, tal y como ocurrió en guerras anteriores. El verdadero valor de los lemas políticos no está en su lenguaje sino en su contenido.

Netanyahu rechaza categóricamente la idea de la existencia de un Estado palestino vecino porque su reconocimiento arroja dudas sobre la narrativa sionista y sobre la estrategia de los partidos de extrema derecha israelí, que son quienes gobiernan Israel actualmente, y su repetido orgullo por haber sido capaces de destruir la esencia de los Acuerdos de Oslo que habrían conducido al nacimiento de un Estado palestino. Netanyahu puso la primera piedra del nuevo proyecto de judaización en Cisjordania y Jerusalén, asediando durante años la Franja de Gaza y destruyéndola por completo.

El pueblo palestino tiene el derecho a continuar su lucha y conseguir un Estado independiente en las fronteras del 4 de junio de 1967 con Jerusalén Oriental como capital y el retorno de los refugiados, porque el Estado palestino no es una concesión o una bendición de Israel o de la comunidad internacional, sino más bien un derecho histórico nacional.


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